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montaña A por los 14 ochomiles

Pasaban se encarama al Annapurna y una vez abajo podrá pensar en el Shisha

La tolosarra alcanza la cumbre de 8.091 metros acompañada de Txikon, Izagirre y Orviz y tras pernoctar en el campo 4 espera llegar hoy al campo base. «Ha sido muy duro, pero ha salido todo bien», dice desde allí.
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Miren SÁENZ

Edurne Pasaban alcanzó ayer la cumbre del Annapurna (8.091 metros), el primero de sus dos últimos objetivos para cerrar el círculo de los 14 ochomiles. Sumó su decimotercer gigante e iguala el número de la surcoreana Oh Eun-Sun, que hasta ahora lideraba la carrera femenina en solitario. A la espera del regreso al campo base, a donde esperan llegar hoy, y con la prudencia que merece el descenso, a la vasca para completar el trabajo le faltaría el Shisha Pangma (8.027 metros), que se le ha resistido en cuatro ocasiones.

El ascenso por la cara norte a esta peliaguda montaña ubicada al oeste del Nepal resultó exitoso, teniendo en cuenta que todos los aspirantes hollaron la cima. Con buenas condiciones meteorológicas para esas cotas extremas, sin viento excesivo puesto que las previsiones apuntaban a 35 kilómetros por hora que a la hora de la verdad incluso sopló menos, un corredor de hielo final fue una de las mayores dificultades que sortearon antes de sentirse arriba.

El primero en culminar el trayecto fue Asier Izagirre, seguido de su prima, Alex Txikon y Nacho Orviz. Los miembros del equipo de Al Filo de lo Imposible llegaron junto a los sherpas Mingma, Pasang y Gempu y por Joao García, el primer portugués que completa la lista de 14 ochomiles, el invento del tirolés Reinhold Messner en 1986 y que ya cuenta con 19 socios.

A eso de las 14.10 hora local, cuatro horas menos en Euskal Herria, culminaron el recorrido en diez horas, que comenzó de madrugada desde el campo 4, finalmente ubicado a 7.200 metros de altura. Pablo Diaz-Munió, el médico de la expedición, se encargó de adelantar algunos detalles desde la visitada página web, que llegó a estar colapsada. «Han logrado hacer la cima de este mastodonte que es el Annapurna. Ha sido una paliza importante pero lo han logrado. Hacia las ocho de la mañana, Asier nos decía que iban muy bien, tanto de tiempo como de fuerzas; a las 11.00, Edurne nos aseguraba, muy animada, que en una hora estarían en la cima; a las 12.45, un cansado Alex calculaba que sería cuestión de 30 minutos como máximo.... Sin embargo, hasta las 14.10 no llegó la llamada desde la cumbre. Esto da una primera idea de lo duro que resulta escalar a 8.000 metros de altitud, con tan sólo un 33% del oxígeno disponible a nivel del mar, y (van de la mano) la más que segura deshidratación que todos han sufrido, dado que cuanta más agua lleves más pesa la mochila. Después de las fotos pertinentes, e incluso de haber hecho las tres cimas posibles (para evitar suspicacias), están ya inmersos en la tarea de bajar al Campo 4, donde pasarán la noche», explicó.

Y es que aunque tenían previsto bajar hasta el campo 3, finalmente decidieron pernoctar en el mismo lugar de la víspera. Desde allí, 20 minutos después de apuntarse el tanto y tras haberse hidratado, la montañera tolosarra manifestaba a través de los micrófonos de «Radio Euskadi'' que «la subida ha sido complicada y bastante larga. Nos ha sorprendido la última parte y hemos ido más lentos. Nos espera una noche dura y luego tenemos bastante que hacer antes de celebrarlo en el campo base».

Pese a admitir el lógico cansancio habló con energía, lejos de la imagen de su última cumbre afónica y agotada, cuando hace casi un año sufrió lo indecible en el descenso del Kangchenjunga. La aventura en el Annapurna no ha acabado. Hoy les esperan algunos tramos delicados y 3.000 metros de desnivel de bajada. Una vez en el campo 2 las perspectivas mejoran y a ello espera contribuir también el sherpa Nati que partirá del campo base cargado con comida preparada, fruta y líquidos para que no les falte de nada y puedan recuperar fuerzas en el almuerzo.

«Nosotros hemos cumplido. Ha sido muy, muy duro, pero ha salido todo bien», contó por internet la tolosarra que según su médico está cansada pero feliz. Toñín Perezgrueso, subdirector del programa televisivo, apuntaba más detalles. «No se han quejado en ningún momento y eso que 900 metros de desnivel a esa cota es un triunfo».

La montaña rota

De esta forma Pasaban y sus compañeros coronaban «La Diosa de la abundancia», así llaman los nepalís a la décima cumbre más elevada del planeta. Fue el primer ochomil conquistado por el hombre. Han pasado 60 años desde que Lachenal y Herzog descendieron a espaldas de los sherpas tras una hazaña con tintes dramáticos y la montaña no ha conseguido mejorar su fama.

Considerado el ochomil más peligroso por su alto índice de accidentes y fallecimientos, Pasaban aseguró la víspera de su partida hacia Katmandú que no subiría si no fuera porque es imprescindible para completar la lista. Sabe de lo que habla. En 2007 no se atrevió con el serac situado en las inmediaciones del campo 3 y se echó para atrás. Un año después, el navarro Iñaki Otxoa de Olza fallecía a 7.400 metros de altura por daños cerebrales y un edema pulmonar. De repente, el Annapurna, que sólo contaba con cuatro ascensos vascos ya tiene siete. Los pioneros fueron Juanfer Azkona y Pablo Aldai en 1988. Después, primero Juanito Oiarzabal y luego Alberto Iñurrategi completaron allí sus respectivos catorce. Ahora Txikon e Izagirre también lo tienen. Para el aizkolari de Lemoa es su octavo ochomil, para el tolosarra el quinto.

Pasaban, que pretendía empezar por el Shisha antes de concluir el invierno y culminar con el Annapurna ya aclimatada y en primavera, se vio obligada a un repentino cambio de planes cuando las autoridades chinas le denegaron el permiso para el gigante tibetano. Por este motivo fueron los primeros en aterrizar en el campo base. A su grupo le tocó abrir huella y equipar la montaña llegando a agotar la cuerda. Días después llegarían viejos conocidos, como el alavés Juanito Oiarzabal, empeñado en repetir sus catorce, o Miss Oh y su potente y numeroso contingente.

Más de 2.000 mensajes

Cambio de impresiones entre las dos mujeres que se disputan el privilegio de convertirse en la primera en completar la carrera, partidos de voleibol, citas para tomar el té e imágenes en la página web que se han seguido en todo el planeta antes de afrontar el asalto.

Miss Oh, instalada en el campo 2 y sufriendo las secuelas de un catarro, planea atacar la cima el próximo martes. La televisión coreana pretende retransmitirlo íntegro y en directo. Con Edurne contando su día a día en primera persona y recibiendo más de 2.000 mensajes de lugares y gentes diversas, el himalayismo ha sido on line. Todavía no se han decidido los puestos del podio en esta carrera, aunque el oro puede ir para Oh Eun-Sun, la plata para Edurne y el bronce para la austriaca Kaltenbrunner que anda por el Everest y también le falta el K2.

EL PLAN

Si todo va bien, Edurne Pasaban podría poner rumbo al Shisha Pangma en breve. La coreana Oh Eun Sun, que se recupera de un catarro, podría intentar la cumbre del Annapurna el martes.

SIETE VASCOS

Juanfer Azkona y Pablo Aldai fueron los primeros vascos en subir al Annapurna en 1988. Juanito Oiarzabal y Alberto Iñurrategi completaron allí sus 14. Ahora se les suman otros tres vascos.

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