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Inaxio Arranz euskaltzale

El valor de la vida de las víctimas del españolismo

Leo en la prensa que el actual Gobierno Vasco salido de unas elecciones fraudulentas va a imponer un currículum para la Educación Primaria y Secundaria Obligatoria en el que entre otras cosas se obliga a los centros educativos de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa a mostrar a sus alumnos las experiencias de víctimas, única y exclusivamente, de ETA.

Parece que el españolismo llegado al Gobierno mediante pucherazo electoral quiere obligar a nuestros hijos e hijas a ver y escuchar su particular versión del conflicto político y armado que vivimos. No quieren que se oiga a todas las víctimas, todas las versiones, todos los sufrimientos. No quieren que las nuevas generaciones elaboren sus conclusiones oyendo a todas las partes implicadas. Se trata de adoctrinar a niños y jóvenes contando una película muy española de buenos y malos.

¿Dónde quedan las víctimas del GAL, del BVE y demás grupos de extrema derecha? ¿Dónde quedan las miles de víctimas de la tortura, los mutilados y heridos en manifestaciones? ¿Y las víctimas de la dispersión? ¿Y...? No sorprende que sólo incluyan a las víctimas de ETA, porque si incluyera a todas las víctimas, entre la lista de responsables aparecerían los partidos que han elaborado ese currículum.

El que oculten las víctimas y el sufrimiento de «los otros» es coherente con su práctica política y su mensaje «ético»; para ellos las únicas víctimas, el único sufrimiento y los únicos derechos conculcados son los de su bando. De hecho, hace tiempo que han demostrado que la vida, los derechos humanos y el sufrimiento de los abertzales de izquierda y otros sectores populares valen para ellos lo mismo, más o menos, que una mierda.

Alguno dirá que subjetivamente el valor de la vida de los demás no es el mismo para todos, y le daré la razón, pero añadiendo que ni de lejos se me ocurriría meter en un currículum educativo mi experiencia personal del sufrimiento propio y ocultar el ajeno.

Algún otro preguntará que de dónde deduzco yo el valor que el españolismo da a la vida y los derechos humanos de las personas de la izquierda abertzale. Respondo que hay datos de sobra. Uno de ellos es que estas víctimas y derechos vulnerados no existen en ese currículum educativo. Veamos algunos datos más.

Quien acaba con una vida humana, la tortura, maltrata o secuestra puede llegar a ser juzgado y recibir un castigo de acuerdo con los criterios de quienes gobiernan y juzgan. Ellos son los que tasan, utilizando como unidad de medida los años de cárcel, legalmente el valor de quitar una vida, secuestrar, maltratar o torturar a alguien. Veamos algunos ejemplos clarificadores.

Joseba Arregi murió el 13 de febrero de 1981 reventado tras 9 días de tortura en la Dirección General de Seguridad en Madrid. Uno de los policías juzgados fue Juan Antonio Gil Rubiales que recibió una condena de... ¡tres meses de arresto y dos años de suspensión de empleo y sueldo! 27 años después había sido ascendido al puesto de Comisario Provincial de Tenerife. Tras fallecer de manera natural en julio de 2008, su funeral se desarrolló con honores políticos y militares a los que acudieron, entre otros, cargos políticos del PSOE. Tasación oficial de la vida de Joseba Arregi: ni un año de cárcel, e incluso el mismo partido que ahora quiere imponer ese currículum homenajeó al torturador en su funeral.

Joxean Lasa y Josi Zabala fueron secuestrados el 15 de octubre de 1983 y posteriormente torturados, asesinados y hechos desaparecer. Sus restos aparecieron abandonados en una fosa el año 1994. Uno de los condenados, el General Rodríguez Galindo, recibió la pena de 75 años de cárcel, de los cuales sólo cumplió cuatro en prisión; en 2008 el gobierno del PSOE le mandó a casa. Tasación real de las vidas de Lasa y Zabala: dos años por cabeza.

Rafael Vera, ministro del Gobierno del PSOE, condenado por guerra sucia (secuestro de Marey) y corrupción (apropiación de fondos reservados) fue condenado a penas que sumaban diecisiete años de prisión. Pasó en prisión dos años y dos meses (aunque sin dormir allí todas las noches). Tasación de la libertad de Segundo Marey: menos de 2 años y dos meses.

El panadero abertzale de Iruñea Angel Berrueta, al negarse a poner en su establecimiento un cartel contra ETA, fue asesinado el 13 de marzo de 2004 a tiros y cuchilladas por el policía español Valeriano de la Peña y su hijo. Fueron condenados a 20 y 15 años de cárcel, respectivamente. En 2010, seis años después de haber ejecutado a Angel Berrueta, ambos salen los fines de semana de la cárcel. Tasación de la vida de Angel Berrueta: menos de 6 años de cárcel real y algunos más (veremos cuántos) de prisión atenuada.

Algunos datos comparativos más: el joven abertzale de Iruñea Eneko Olza fue condenado a 10 años acusado de quemar un cajero automático. En estos momentos está cumpliendo el décimo y último año de la condena. Por parecidas razones cuatro jóvenes de Barakaldo se enfrentan a una petición fiscal de 33 años de cárcel para cada uno. Sacando la media y haciendo unos sencillos cálculos matemáticos, con estos datos podemos concluir que para los tasadores oficiales del Reino de España la vida de un vasco independentista de izquierdas vale aproximadamente entre siete y ocho veces menos que lo que valoran un cajero automático. Es normal que no incluyan a nuestras víctimas en ese currículum educativo, ¡nos valoran tan poco!

Tampoco se incluyen en ese currículum los testimonios de las más de 7.000 víctimas que en estos últimos 40 años ha provocado la ejecución planificada e impune de la tortura. Tortura que con tanto entusiasmo sigue practicando el PSOE y que ha sido denunciada por organizaciones internacionales incluso dependientes de la ONU ¡Cómo los van a incluir, si quienes dirigen la tortura son los que han redactado el currículum!

Tiene bemoles que el partido que creó el GAL, mató, torturó, secuestró e hizo desaparecer a ciudadanos vascos (y ya veremos qué pasa con la investigación sobre la muerte de Jon Anza), que mantiene la lacra de la tortura a pleno rendimiento, que está en el Gobierno Vasco gracias a que ha impedido a cerca del 14% del censo de Euskadi votar a su opción política, que encarcela a militantes políticos... quiera adoctrinar «éticamente» a nuestros hijos e hijas.

Y «manda huevos» que lo haga de la mano de los franquistas de toda la vida, los que dejaron nuestro país plagado de fosas comunes que no se acaban de desenterrar y que nunca respondieron ni política ni legalmente por el genocidio cometido. Los mismos que hace poco han descrito la dictadura franquista como un período de «extraordinaria placidez» o han dicho que habría que «fumigarnos» (Carlos Iturgaiz) cuando encabronados contaron los cientos de miles de votos de Iniciativa Internacionalista.

Este decreto es un insulto hiriente, un escupitajo sobre nuestros muertos y torturados, mutilados, desaparecidos y secuestrados, sobre el sufrimiento que a espuertas nos han infligido y nos siguen infligiendo. Es sobre todo, y esta es la clave, un instrumento más de guerra, en este caso ideológica, del españolismo que se complementa con los que están ejecutando en todos los ámbitos de nuestra vida.

Los familiares de Lasa y Zabala fueron apaleados en el cementerio de Tolosa, los de Angel Berrueta amenazados públicamente, los de Txiki Paredes acosados en el cementerio de Zarautz... y los de Carrero Blanco o Melitón Manzanas pueden venir a la escuela a explicar sus ideas y experiencias a mis hijas.

En mi infancia, en la escuela me tocó vivir los últimos años del franquismo, y recuerdo algunas de sus lecciones «éticas» y las estampas heróicas de los caídos y mártires por Dios y por España; las víctimas y las razones de los rojo-separatistas no existían. Ahora vuelven a la carga y, por mucho que quieran utilizar a sus víctimas de pantalla, detrás de ese currículum aparece de nuevo la España una, grande y libre que nunca han dejado de imponernos.

Quienes queremos que nuestras hijas e hijos conozcan la historia real de nuestro pueblo, que tengan una conciencia propia y crítica con la realidad y que además puedan vivir en una Euskal Herria soberana no podemos permanecer pasivos ante esta nueva agresión españolista, ante este intento de adoctrinamiento neofranquista y de reírse de nuestras víctimas y nuestro sufrimiento.

Tarde o temprano una Comisión de La Verdad elaborará una descripción integral de todas las violencias, injusticias y víctimas que en nuestro pueblo ha habido y hay, y esa descripción será la materia de estudio y reflexión para las generaciones futuras. Mientras tanto, nuestra obligación como personas de izquierdas, abertzales o simplemente demócratas es combatir la infamia que supone el decreto sectario que unos canallas nos quieren imponer.

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