La inauguración de la Expo de Shanghai incide en una propaganda de la China actual que busca la espectacularidad en todos sus instantes. No se trata de que las cifras son mareantes, sino que su modelo se ha instaurado como el más apropiado para convertir cualquier evento en un acontecimiento global. Las contradicciones aumentan, al igual que los números filtrados de expositores, visitantes, personas que intervinieron en la inauguración que marcan una etapa del propio concepto de Exposición Universal. Ver el bebé gigante de la delegación española, o las declaraciones emocionadas del alcalde de Bilbao dejan al mundo totalmente sorprendido: ¿cómo se puede ser tan desconsiderado con la realidad socio-económica en la que se vive? ¿Cuánto cuesta este capricho txirene?

Pues en estas aparece una reportaje sobre los actuales agricultores. Dicho de otra manera, los diferentes sistemas de producción en la agricultura y ganadería intensivas. Un reportaje crítico, aleccionador. Se nos presentaban explotaciones ganaderas punteras, con los últimos adelantos, tanto de vacuno como de porcino. En este último caso, alguien expresaba que el precio de la carne la ponían las grandes superficies, por lo que perdía dinero y veía su futuro como empleado de esas cadenas. Así en todos los casos. El Ejido que era la huerta bajo plástico de Europa, convertida en el lugar con más bancos y cajas de ahorro, es ahora el lugar con más créditos impagados. El problema es el mismo: el precio lo ponen las grandes superficies y además está entrando producción del norte de África a través de empresas europeas allí asentadas.

Lo más impresionante fue ver una explotación de una multinacional que tenía toda la actividad del campo mecanizada. Realmente fascinante. Una auténtica «fábrica agrícola» como su encargado defendía. Y el producto final, limpio, empaquetado, de colores según gustos, se distribuía a toda Europa. Industrialización total del campo. Y una frase del propio encargado: «si quiero un bicho, compro bicho. Pero si quiero una lechuga la quiero limpia». La asepsia total. Ganan siempre los mismos: los distribuidores. Los consumidores tenemos la palabra.