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La UE observa con la indiferencia del vencido la pugna electoral británica

La UE no oculta sus preferencias por los europeístas liberal-demócratas pero la anunciada victoria de los conservadores, que podría suponer su retorno al poder tras trece años, tampoco le quita el sueño. Y es que mucho ha llovido desde entonces. Tanto que la actual Unión Europea se parece cada vez más al modelo que siempre han defendido los tories. Una unión intergubernamental y poco más.

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Yacine LE FORESTIER (AFP) |

La Unión Europea suspira por un gobierno con participación liberal-demócrata en Gran Bretaña pero espera sin excesivo temor el posible retorno de los conservadores al poder. Y es que, paradójicamente, la UE ha cambiado mucho desde las épocas de Margaret Thatcher y de John Major aproximándose al modelo que siempre ha defendido Londres.

«Para la UE, el menos malo de los escenarios sería sin duda una coalición con los liberal-demócratas, porque son los menos euroescépticos de todos», destaca un diplomático de Bruselas. Allí se recuerda que su líder, Nick Clegg, pasó por la Comisión como consejero de Leon Brittan y que fue eurodiputado de 1999 a 2004.

Pero sea cual sea el escenario tras las elecciones del jueves, no se espera ninguna grave crisis. Desde que John Major fue desalojado del número diez de Downing Street en 1997 por Tony Blair, «la UE ha evolucionado en muchos aspectos en el sentido que conviene a los conservadores, en parte por efecto de la ampliación», asegura Charles Taylor, presidente del Center for European Reform.

Atlantismo/ federalismo

La llegada de doce nuevos estados en 2004 y 2007 ha insuflado vigor a las ideas atlantistas y más desconfiadas a una integración europea plena. «Nadie presiona ya a Gran Bretaña para que se adhiera al euro, el federalismo está en vías de desaparición y pocos gobiernos son hoy instintivamente antiamericanos», sostiene Taylor.

Tras la rocambolesca reforma de las instituciones en la última década, ninguna capital parece echar en falta un nuevo salto adelante hacia la integración política. Lo que prima hoy es una gestión intergubernamental de la UE -a costa de Bruselas-, para regocijo británico.

No faltan, es verdad, asuntos concretos que apuntan a futuros choques. Es el caso de las negociaciones sobre el futuro presupuesto de la UE, en las que se anuncia una batalla en torno al «cheque británico». El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha señalado que está dispuesto a afrontar una «crisis en Europa» en torno a la PAC.

Los tories amenazan además con exigir la repatriación de algunas prerrogativas cedidas a la UE en materia policial y judicial e incluso social, pese a que Londres disfruta en este ámbito de muchas excepciones.

Pero la UE se da por satisfecha con el rechazo de Cameron a ceder a las presiones internas que le reclaman un referéndum sobre el Tratado de Lisboa y una renegociación total de las relaciones bilaterales, amenazando incluso con la salida. La sorpresa podría llegar en materia militar. Aunque los británicos recelan de una política común de seguridad, el recorte en los presupuestos militares podría favorecer proyectos en común. Todo apunta a una creciente colaboración franco-británica. Pero no irá más allá. En palabras del ministro francés de Exteriores, los conservadores lo han dejado claro.«Ellos nos dicen: 'con vosotros, lo que queráis; con Europa, poca cosa'».

Quien sí puede estar preocupada por una victoria conservadora en los comicios es la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton. Junto a los rumores sobre su posible dimisión en los próximos meses -relacionados con las críticas a su incipiente gestión-, no hay duda de que no sería una buena noticia para esta dirigente laborista el perder el sostén de su Gobierno.

Además, en caso de victoria de los tories, dos pesos pesados laboristas podrían estar interesados en su cargo: David Miliband o, en caso de que este último se hiciera cargo de las riendas del laborismo, Peter Mandelson. Los días de Ashton parecen, pues, contados.

Los tres grandes partidos cortejan a los indecisos

Los candidatos de las tres principales formaciones viajaron ayer a las circunscripciones indecisas en vísperas de los comicios más reñidos de los últimos decenios.

No es para menos. Las encuestas dan la victoria a los tories, seguidos a entre cuatro y cinco puntos por liberal-demócratas y laboristas, ambos empatados. Habida cuenta de que el margen de error en este tipo de estudios sociológicos es de al menos un 3%, los nervios están a flor de piel. Y eso sin contar que que «hay muchos elementos que muestran que la gente podría cambiar de opinión en el último minuto», recuerda Ben Page, director del Instituto Ipsos-Mori.

«Cuatro de cada diez personas en las circunscripciones más indecisas podrían cambiar de opinión. Es un porcentaje más elevado que en anteriores elecciones», recuerda.

Así, los partidos aprovecharon la jornada festiva de ayer para echar el resto. «Nos queda todo por hacer», señaló Cameron en Blackpool (noroeste). Peter Mandelson, número dos del Gabinete Brown, reprochó al candidato tory por haber hecho público su programa de acción para los primeros cien días de gobierno. El candidato liberal-demócrata, Nick Clegg, se sumó a las críticas. «En este país no se hereda el poder, se gana», señaló. Clegg ha recibido en las últimas horas el sostén de estrellas del cine como Daniel Radcliffe («Harry Poter») y Colin Firth («Bridget Jones»).

El laborista Gordon Brown tenía previsto ayer visitar en helicóptero circunscripciones disputadas en el este del país. «Estoy luchando por mi vida porque estoy luchando por el futuro de este país», señaló. Elodie MAZEIN (AFP)

ASHTON

El desalojo del poder de los laboristas británicos podría suponer la puntilla para Catherine Ashton, jefa de la diplomacia de la UE. Algunos de sus compañeros de partido como Miliband y Mandelson podrían aspirar al puesto.

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