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Maite SOROA | msoroa@gara .net

Se están empezando a poner nerviosos

A la luz de las reacciones de algunos, tengo la impresión de que algo importante se mueve en la trastienda política vasca.

Ayer «El Diario Vasco» iniciaba su editorial con una frase que da qué pensar: «La eventualidad de que ETA esté pensando en hacer pública una nueva declaración de tregua condicionada parece haber despertado en la izquierda abertzale una cierta esperanza de recuperar el protagonismo». Y eso les parece fatal a los de «El Diario Vasco».

Será por eso que insiste: «Esa hipotética declaración de tregua sería el modo en que la banda etarra trataría de zafarse de la extrema debilidad a la que le ha conducido el cerco del Estado de Derecho». Ya empieza a adentrarse en el jardín.

No oculta la preocupación que le causa esa eventualidad y pretende tranquilizar a los espíritus atormentados: «tanto la banda terrorista como la izquierda abertzale se equivocarían de plano si pretendiesen enredar a las instituciones, a los partidos y a la sociedad con otro intento de retardar su inexorable destino: la disolución de la trama terrorista». A la sociedad vasca, de entrada, no le dejan opinar.

Lo que le quita el sueño es la posibilidad de que las vascas (y lo vascos, claro) valoremos de forma positiva las iniciativas de los independentistas de izquierda: «Es tan evidente que la izquierda abertzale sigue dependiendo de ETA que permite a ésta apurar todas las posibilidades de su ascendiente. Y aunque lo que quede de la banda sea operativamente residual y políticamente irrelevante, su poder es suficiente para lastrar a toda la izquierda abertzale y seguirla condenando a la ilegalidad». Quien condena a la ilegalidad a la izquierda abertzale, que se sepa, son los tribunales españoles jaleados por, entre otros, el propio «El Diario Vasco» y el resto de medios del Grupo Vocento.

Lo que quiere dejar claro el escriba es que no hay salida política al conflicto: «el futuro que siempre han soñado depende de que tengan precisamente la oportunidad de rentabilizar el final de la banda terrorista. Algo que la sociedad democrática no puede permitir y que la realidad les niega». Ya habrá ocasión de hablar de esto último. Y, seguramente, más pronto que tarde. ¡A ver qué dice entonces el editorialista!

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