A cuatro años de que el relevo sea definitivo, el viejo San Mamés cedió ayer el testigo a su sucesor. Con ánimo de pervivir tras su demolición, porque la primera piedra del nuevo estadio lleva en su interior un pedacito de la Catedral. Pasado y futuro unidos, mensaje en el que se basó un acto protocolario al que no quiso faltar nadie.

Numerosa representación rojiblanca de todos los tiempos, las cabezas visibles de las instituciones involucradas en el proyecto, personalidades de diferentes ámbitos... Y también curiosos, quienes lamentaban que el acto estuviera reservado para «López y compañía» o quienes protestaban por la elevada aportación de dinero público al proyecto en los tiempos que corren.

A las doce del mediodía arrancaba el acto. Lo hacía en el corazón de San Mamés, donde José Ángel Iribar recogía un trozo de césped. Junto a la piedra recogida de una de las paredes exteriores por Iker Muniain, fue pasando de mano en mano -representantes de todas las categorías inferiores, de los equipos femeninos, integrantes de la actual primera plantilla, ex jugadores, socios- hasta llegar al corazón que latirá en su lugar en pocos años.

Allí, el socio más veterano y el más joven de la entidad, Federico Urieta y Eneko Vivanco, un bebé de pocos meses, se unieron para el último relevo, con la colocación de la primera piedra sobre la urna que, junto al pedacito de San Mamés, guardará también una camiseta rojiblanca o las insignias de las peñas del Athletic.

Llegó después el turno de los discursos. Del discurso, en realidad, porque sólo habló Fernando García Macua. Escoltado por el lehendakari Patxi López -la entrada de Lakua en San Mamés Barria se había oficializado apenas una hora antes en Ibaigane-, el diputado general de Bizkaia José Luis Bilbao, el alcalde de Bilbo Iñaki Azkuna y el presidente de la BBK Mario Fernández, el presidente rojiblanco se reconoció feliz por participar en «un momento emocionante, de transición, que une pasado, presente y futuro del Athletic, un club más que centenario. Un momento al que hemos llegado gracias al esfuerzo y compromiso de las instituciones, de la BBK y de todas las generaciones de Athletic-zales».

Unión intergeneracional sobre la que giró toda la alocución del presidente rojiblanco, para el que la primera piedra «simboliza todo lo que somos, nos representa a todos los que somos y sentimos Athletic, nuestra tradición, nuestro orgullo de pertenencia, nuestra cantera, nuestra especial filosofía, en definitiva, nuestra esencia. Pero también simboliza que, sobre la base de nuestro pasado y nuestro presente, estamos dispuestos, como bilbainos, como vizcainos, como vascos, a seguir mirando hacia el futuro, con ganas de crecer, de innovar, de construir y de seguir teniendo nuestro lugar en el mundo».

Macua también se mostró agradecido por el apoyo recibido por parte de las instituciones, por la implicación de todos los estamentos de la familia rojiblanca, así como por el trabajo que se ha tenido que desarrollar a todos los niveles para que el proyecto de San Mamés Barria haya tomado cuerpo.

Recordó, por último, que el nuevo estadio se traducirá también en «nuevos recursos para asentar nuestro club también desde el punto de vista económico, para poder competir con nuestras armas, pero no en inferioridad de condiciones».

Con el himno interpretado por la Sociedad Coral de Bilbao se puso fin al acto protocolario, que ahora deja paso a un largo proceso. «Ahora hay que saber cuándo se pondrá la segunda, que es la importante», se bromeaba en alguno de los corrillos. Difícil saberlo, aunque el calendario oficial sí da fecha para la última: se colocará en 2014, aunque el estadio empezará a utilizarse un año antes.