Una vez que la Inspección de Trabajo y Osalan certificaron que el ex empleado electricista de BBVA, Cosme Real Merino, sufre un mesotelioma derivado del contacto con el amianto en su actividad laboral en el banco, los controles se sucedieron en la sede de BBVA, el emblemático edificio rosado de Bilbo.

Este diario ha conocido de fuentes oficiales que BBVA deberá desalojar a todo su personal de la Gran Vía número 1 para proceder a un desamiantado real y efectivo del edificio de veintidós plantas que, pese a lo que ha señalado en repetidas ocasiones el banco que preside Francisco González, no se ha realizado con la diligencia necesaria. Antes del 30 de junio, los empleados de BBVA y los de la subcontrata de informática tendrán que marcharse a otras oficinas. Según ha podido conocer este diario, diferentes técnicos de Osalan y de la Inspección de Trabajo han realizado estos días atrás un reconocimiento directo del edificio.

LAB ha presentado al resto del comité de empresa de BBVA un escrito para exigir a este grupo multinacional que establezca un fondo de compensación para que sirva de apoyo a posibles casos futuros de trabajadores que puedan aparecer con alguna enfermedad relacionada con el amianto, como la asbestosis o el mesotelioma pleural.

También se requiere un censo completo de todos los trabajadores que han trabajado en el edificio, puesto que se ha visto que las medidas de protección frente al cancerígeno no han sido las adecuadas y, sobre todo, porque no se ha actuado con la diligencia necesaria desde la dirección de BBVA en cuanto al desamiantado del edificio, sobre todo en la última década cuando en 2000 ya hubo un informe de la Inspección de Trabajo por el que se reconocía la existencia de amianto en ese edificio emblemático. Hoy es un edificio enfermo y que ha podido transmitir esa grave enfermedad profesional a los trabajadores, dado que el amianto permanece en estado latente entre 10 y 40 años. La central sindical también exige que una vez que se haya desamiantado, se realice una auditoria externa por parte de una empresa, que no sea Cespa Conten, que ha sido la encargada de llevar ese proceso durante estos años y que no ha cumplido con esa misión.

LAB reclama al resto del comité que exija a la dirección del banco, a partir de ese momento, mediciones periódicas y los controles necesarios para conocer que el amianto ha desaparecido de forma real del edificio.

Noveno muerto

Por otro lado, la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi ha señalado que un ex trabajador de La Naval de Sestao falleció el pasado 21 de mayo por un mesotelioma pleural. Se trata de Miguel Arroyo Lozano, de 73 años.

Con éste suman ya nueve los ex trabajadores que han fallecido este año por haber estado en contacto con el amianto sin las medidas de seguridad y prevención adecuada. El año pasado, según esa asociación, fallecieron en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, al menos, otros dieciséis trabajadores, aunque el control sobre la mortalidad real no existe. Sin embargo, como mantiene CCOO de Euskadi, en los próximos años fallecerán entre 8.000 y 10.000 trabajadores por el mineral cancerígeno.