Lluís Miñarro es el productor del cine experimental y del cine de autor más minoriatiro, el hombre que está detrás de las últimas películas que han llevado a cabo los realizadores José Luis Guerín, Albert Serra, Lisandro Alonso o Manoel Oliveira. En estos momentos, Miñarro disfruta del trozo de la Palma de Oro que le toca, al ser coproductor de la película ganadora en Cannes del tailandés Apichatpong Weerasethakul.

A sus 61 años, ha sentido que nunca es tarde para probar con la dirección, así que debuta con un documental que no dista mucho de lo que se entiende por una película casera, aunque su trascendencia final tal vez sea mayor. En principio quería registrar las impresiones y recuerdos de sus padres, pero esos testimonios fueron adquiriendo una dimensión de crónica generacional de quienes vivieron en la sociedad franquista.

Viene a ser una continuación del trabajo que en su día hizo Jaime Chávarri con los Panero en «El desencanto», salvo porque aquí la relación con los pesonajes es más personal y directa. En cualquier caso, Miñarro toma la perspectiva del retrato al óleo, al utilizar como hilo conductor la figura de un joven pintor que quiere hacer un cuadro lo más fiel posible del anicano matrimonio formado por Frances Miñarro Bermejo y María Luz Albero Calvo.