Los tradicionales caprichos del bombo mundialista siempre deparan un grupo que destaca por la dificultad extra que para sus componentes supone pasar a octavos. En Sudáfrica, esa «suerte» recayó sobre el grupo G, que iniciará su andadura en la jornada de hoy.

Brasil, como máxima favorita; Portugal, la eterna promesa; Costa de Marfil, a priori mejor conjunto africano; y Corea del Norte, la desconocida cenicienta que puede dar algún que otro disgusto. Será una lucha a muerte por dos puestos, que va a comenzar con un atractivo Portugal-Costa de Marfil, en el que quien pierde tendrá pie y medio fuera del campeonato, ya que una derrota implica tener que jugársela con los cariocas.

Cristiano Ronaldo comanda a los lusos, con quienes acumula una sequía goleadora de 16 meses que quiere finiquitar cuanto antes en tierras sudafricanas, mientras en el bando opuesto, Drogba es la gran duda. El ariete del Chelsea es primordial para su combinado, pero podría ser prematura su vuelta a los terrenos de juego.

En el otro duelo del grupo, los de Dunga parten, como siempre, con la vitola de máximos aspirantes al título pero, a diferencia de otras ediciones, en esta ocasión no disponen de figuras de relumbrón, descartando al renqueante Kaká. Además, la polémica entre prensa carioca y técnico, prohibiendo este último el acceso a los entrenamientos, no beneficia para nada a la pentacampeona.

Enfrente, la enigmática selección de Corea del Norte, la peor clasificada en el ránking mundial -105- de todas las clasificadas para Sudáfrica, con el Wayne Rooney de Asia al frente, el ariete Jong Tae-Se, que juega en la liga japonesa. Los «chollima», sobrenombre que alude a un caballo indomable de la mitología asiática, no tienen nada que perder en un grupo en el que cualquier resultado favorable ya sería una auténtica sorpresa.

Nueva Zelanda y Eslovaquia completan la jornada en el encuentro más madrugador, con cierta ventaja para los centroeuropeos, debutantes en una Copa del Mundo. Destacan el central del Liverpool Martin Skrtel y el centrocampista del Nápoles Marek Hamsik. Los kiwis, por su parte, apelan al papel mejor de lo esperado que protagonizaron en la pasada Copa de las Confederaciones.