La carrera del actor Brendan Fraser corre serio peligro en Hollywood, por culpa de las bajas recaudaciones de «Furry Vengeance» en la taquilla norteamericana, donde recaudó unos ridículos seis millones de dólares frente a los treinta y cinco que costó. Es de suponer que la cantidad invertida quiera recuperarse en el resto del mundo, pero, si le colocan títulos como el que luce en la versión doblada al castellano, la cosa no pinta nada bien. Lo malo es que la debacle también puede arrastrar definitivamente a Brooke Shields en sus malogradas tentativas por recuperar el prestigio perdido, sin poder nunca superar su imagen de Lolita en el clásico de Louis Malle «Pretty Baby».

Brendan Fraser sucumbe en el papel de un agente inmobiliario que pretende construir una urbanización en una zona salvaje del estado de Oregón, pero no son los ecologistas los que se manifestarán contra el proyecto que supone una amenaza para el equilibrio medioambiental del idílico lugar, sino los propios habitantes del bosque.

La supuesta comicidad de «Furry Vengeance» consiste en ver cómo los animales se sublevan contra el urbanita invasor, y en los ataques que protagonizan mapaches, mofetas, osos y demás fauna local. Pretende ser una comedia de acción al estilo de «Solo en casa», pero al revés, porque en esta ocasión se trata de rodear al enemigo en su propio alojamiento, sin dejar que éste pueda defenderse del constante acoso que le obligará a replantearse sus planes a no ser que quiera volverse loco, puesto que nadie en su empresa va a creerse lo ocurrido.Alan Arkin.