El presidente estadounidense, Barack Obama, recibió ayer a su homólogo ruso, Dmitri Medvedev, para reforzar las relaciones económicas bilaterales, en plena luna de miel EEUU-Rusia, tras un espectacular acercamiento de posturas entre ambos países en materia diplómatica y desarme nuclear. Obama y Medvedev pusieron de manifiesto su buena armonía en Washington entre bromas sobre la sustitución del teléfono rojo por Twitter y ua comida a base de hamburguesas.

Barack Obama elogió Medvedev como un socio «sólido» y «fiable», y subrayó los éxitos EEUU y Rusia en política exterior en los últimos meses, desde las votaciones sobre Irán y Corea del Norte en Naciones Unidas a la firma del nuevo tratado START de desarme nuclear.

También se mostró dispuesto, en una conferencia de prensa conjunta, a acelerar las conversaciones sobre la adhesión de Moscú a la Organización Mundial del Comercio (OMC), haciendo hincapié en que «Rusia tiene su lugar en la OMC». Además, agradeció a su homólogo ruso haber resuelto una disputa comercial entre los ambos países en torno a las exportaciones de pollos procedentes de EEUU.

Después la conferencia de prensa, los dos presidentes salieron a pie de la Casa Blanca para ir a la Cámara de Comercio, a dos cuadras de distancia, para asistir a una «cumbre» comercial junto a empresarios de ambos países.

Durante su visita la víspera a Silicon Valley, Medvedev acudió a la sede Twitter, donde ha abierto una cuenta a nombre del Kremlin, que ayer tenía más de 20.000 usuarios. «Yo también tengo una, podríamos poner fin a la era de los teléfonos rojos después de tanto tiempo», bromeó Obama.

Antes, ambos líderes fueron hasta una hamburguesería al sur de Washington. «He comido con el presidente Barack Obama en un lugar interesante, típicamente americano. Quizá la comida no fuera muy sana, pero desde luego sí estaba muy rica, podía sentir el espíritu de América», dijo Medvedev.

Esta visita con tanto simbolismo sobre el entendimiento entre los dos antiguos enemigos de la Guerra Fría comenzó con una reunión de más de una y media en la Casa Blanca, al que asistieron altos funcionarios.

Pese al énfasis puesto sobre los aspectos positivos de la relación Moscú-Washington, Obama admitió que existe desacuerdo sobre ciertos temas, como Georgia, que fueron tratados con «franqueza».