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CRíTICA Festival de Jazz de Getxo

Oriente, occidente

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RAHSAAN

Charles LLoyd vino con su New Quartet, conformado por auténticas figuras del jazz: Jason Moran al piano, Reuben Rogers al bajo y el batería Eric Harland. Tras abandonar el grupo de Cannonball Adderley en 1965, formó su propio grupo y cosechó un rotundo éxito con «Forest Flower: Charles Lloyd at Monterrey» en 1969, con unos índices de popularidad propios de una estrella del rock. Su estilo, a pesar del tiempo que ha pasado, permanece básicamente inalterable y es muy coherente con los avatares de su propia vida (durante varios años se dedicó a la meditación trascendental).

Su espiritualidad quedó plasmada en su primer tema, en el que utilizó el taragato como medio de expresión, una introducción larga con aires de música sufí (curiosamente, el taragato es de origen húngaro). Rogers y Harland daban un soporte rítmico muy afro, que contrastaba con los arabescos orientales de Lloyd. Se fueron sucediendo los temas de una manera entrelazada; Lloyd ahora al saxo tenor pero sin abandonar esa espiritualidad muy coltraniana, aunque no tan enérgica y desgarradora como la de éste. Considérese una excepción y no una contradicción el hecho de que, acto seguido, Lloyd cambiara de registro y desplegara una energía sorprendente y poco habitual en él. Desatado y fiero, fue el momento que más cerca estuvo del creador del «Love Supreme». Necesario destacar el solo de Jason Moran, capaz de pasar de unos acordes monkianos al swing o al free en unos pocos compases. Rogers nos regaló un solo muy melódico, pero exquisito.

A partir de ese momento, volvimos a ver al Charles Lloyd más reconocible de sus últimos trabajos: introspección, espiritualidad, influencia de las músicas del mundo... Su tono cálido, su tendencia a la melodía y sus arabescos al saxo contrastaron fuertemente con la «modernidad» que le aportaba Jason Moran y que supusieron un «plus», todo ello sin desmerecer ni un ápice los extraordinarios pianistas que le acompañaron en trabajos anteriores.

No se olvidó Lloyd de su flauta, «el más puro de los instrumentos, el más cercano al aliento y al viento en las hojas de los árboles». Arropado por Eric Harland a las baquetas, Lloyd se mostró reflexivo y oriental. Lo remató Rogers con un solo coherente con el arco. El segundo de los temas con este instrumento, hipnótico y con un enérgico solo de Moran, dió pie al momento de gloria de Eric, que se quedó solo marcando un ritmo potente, a la vez que sencillo, y del que establecía sutiles variaciones, mientras sus compañeros danzaban a su alrededor con caras de verdadera satisfacción y el público entregado daba palmas acompañando al batería.

A continuación, e insinuando un final próximo, nos ofrecieron «Rabo de Nube», donde el lirismo de Charles Lloyd se veía potenciado por las cascadas de Jason Moran al Yamaha. La insistencia del personal propició dos bises al más puro estilo Lloyd. En el poema dedicado a éste y que se incluye en su «Rabo de Nube», se dice así: «Si esta música no existiese, la vida sería un error». Estamos de acuerdo. Fue un gran comienzo, que esperemos se consolide en los próximos días, ya que es un cartel magnífico, variado.

Ficha

Artista: Charles Lloyd New Quartet.

Lugar: Biotz Alai plaza (Algorta).

Festival Internacional de Getxo.

Fecha: 1 de julio.

Precio de la entrada: 12 euros.

Noche de trompetas con gran variedad de jazz

Dave Douglas, uno de los más reputados trompetistas y compositores del free jazz y la música de improvisación, protagoniza el programa de este noche del Festival de Getxo. Con un extenso repertorio de temas originales, esta formación abarca una amplia gama de temas de jazz contemporáneo con un estilo elocuente e impetuoso. Al frente de su quinteto actuará en la plaza Biotz Alai de Algorta a partir de las 22.00 h. A las 21.00 y en el mismo escenario, les precederá GDJazz Quartet, una formación gallega con un estilo fresco y original, con tintes de hard-bop y jazz acústico. GARA

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