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Mundial 2010 Emocionante choque entre charrúas y africanos

Tras cuatro décadas, Uruguay recupera su historia con fortuna

Un lanzamiento a lo Panenka de Abreu en los penaltis los clasifica ante una Ghana que tuvo una pena máxima para hacer historia.

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URUGUAY 1

GHANA 1

Natxo MATXIN

Dos goles, ocasiones por ambos lados, esfuerzo derrochado sin límites, errores graves compartidos, jugadas al límite y, sobre todo, emoción, mucha emoción en un encuentro que mereció disputarse dentro de la máxima competición mundial y que pasará a sus anales por todo lo que aconteció. Con una inmensa dosis de suerte, Uruguay se llevó el gato al agua, pero Ghana, que pudo hacer historia, no mereció perder y tocó la gloria con la punta de los dedos, pero su mejor jugador, Gyan, falló cuando más lo necesitaba su selección.

Cuatro décadas les ha costado a los charrúas regresar a la élite. Tanto tiempo como el que les ha supuesto quitarse de encima el enorme peso que debían soportar por su glorioso pasado y al que llevaban mucho tiempo sin acercarse ni de lejos. En esta ocasión, la diosa fortuna se puso del lado de los de Tabárez.

En un choque de máximo equilibrio y prolongado en el tiempo hasta la extenuación, los sudamericanos estaban contra las cuerdas en el último suspiro de la prórroga. Primero con los pies y luego con las manos. Luis Suárez sacaba bajo palos un remate africano. Penalti con el tiempo cumplido y expulsión. El llanto del delantero del Ajax reflejaba la catástrofe uruguaya. Sin embargo, y así es el fútbol, sus lágrimas se tornaron de alegría instantes después.

Gyan, ariete del Rennes, se encontró ante el penalti de su vida y le flaquearon las piernas al prometedor futbolista. Lanzó con contundencia, pero sin control, y el larguero escupió el cuero. Inevitable que en la inmediata tanda de penas máximas, Uruguay las acometiera con todo el optimismo del mundo y Ghana, con la mayoría de sus hombres cabizbajos ante la oportunidad histórica perdida.

Tan es así, que la eliminatoria tuvo el broche que sólo un «loco» del balón, como es el ex realista Abreu, le podía poner a un envite en el que merecieron pasar los dos. El delantero charrúa, que apenas tocó bola en los tres cuartos de hora que estuvo sobre el campo, pero se fajó como acostumbra con sus rivales, materializó su decisivo lanzamiento a lo Panenka.

Ghana, físico

Hasta esos cruciales momentos, el enfrentamiento entre sudamericanos y africanos fue de constantes alternativas. Pese a salir triunfador, Uruguay fue de más a menos y Ghana, justo al contrario. Le costó entrar en el partido y pudo pagarlo en la primera media hora, pero su mayor poderío físico acabó por imponerse.

Hasta el punto que los de Rajevac se pusieron por delante instntes antes de irse a vestuarios, culminando un último cuarto de hora de la primera parte en el que ya se auguraba la tendencia del choque. Muntari comenzó a demostrar que no iba a ser una tarde de porteros, aunque la historia les iba a designar un papel trascendental en la elimiantoria.

Uruguay consiguió reaccionar tras el descanso, gracias a que Forlán se echó a la escuadra charrúa a sus espaldas. El delantero colchonero enjugó la diferencia a balón parado para demostrar que Kingson, aunque tuvo paradas de mérito, no tenía el nivel necesario para estar en una cita de esas características.

A partir de ahí, las tornas variaron. El oxígeno estaba del lado ghanés y Uruguay aguantaba como podía con su dupla suplente de centrales -Scotti-Victorino-, pero su mayor oficio y el postrero encuentro con la diosa fortuna le dieron la gloria. Ghana, que pudo salvar el honor del fútbol africano y colocarlo por primera vez en semifinales se contagió de las lágrimas de Luis Suárez.

 

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