La campaña electoral de la que saldrá el sucesor del actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se inauguró ayer de manera oficial y por delante quedan tres meses para unos comicios en los que resulta muy complicado hacer predicciones.

Los principales candidatos en liza serán la oficialista Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT)y José Serra, de la oposición socialdemócrata.

Lula, cuya popularidad ronda el 80%, asumió el poder el 1 de enero de 2003, fue reelegido en los comicios de octubre de 2006 y no puede postular este año, pues la ley le impide un tercer mandato consecutivo.

Como heredera de su legado político, el sindicalista ha elegido a Dilma Rousseff, una economista de 62 años con pasado guerrillero que en su Gobierno ocupó las carteras de Minas y Energía y de la Presidencia. Un sondeo publicado el domingo por la empresa Ibope le otorga 39% de la intención de voto.

El mismo porcentaje auguran para su contrincante, el socialdemócrata José Serra, de 68 años, ex gobernador de Sao Paulo y que ya cayó derrotado ante Lula en la cita de 2002.

A la tercera candidata, Marina Silva, del Partido Verde, que aboga por una agenda basada en la protección y la defensa del medioambiente, los sondeos le otorgaban un 10%.

Sin embargo, un 45% de los encuestados cree que Rousseff saldrá ganadora, frente a un 34% que ve en Serra al próximo presidente brasileño.

Por otro lado, los nueve aspirantes publicaron ayer sus presupuestos para la campaña, y se prevé que Serra sea el que más gaste con unos 180 millones de reales (80 millones de euros), frente a los 157 millones (70 millones de euros) de Rousseff.