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Zapatero, como Torres: «Grandes expectativas pero bastante decepción»

El Parlamento de Estrasburgo reaccionó con condescendencia al intento de Zapatero de presentar como éxitos sus sonados fracasos en la recién clausurada presidencia española de la UE. Más allá de algunas intervenciones, el de ayer no era el día para hacer leña del árbol caído.
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Dabid LAZKANOITURBURU

Los diputados del Parlamento de Estrasburgo facilitaron al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, el «mal trago» de hacer balance de sus recién clausurados seis meses de presidencia de turno de la UE manteniendo una actitud por lo general condescendiente.

Con una táctica que recuerda a la del lehendakari Patxi López al reaccionar al Euskobarómetro -y que parece haberse convertido en marca de la casa en el PSOE-, su secretario general, Zapatero, trató de colar como muestra de su éxito lo que no ha sido sino la prueba de su fracaso: las presiones del núcleo duro de la UE, que forzaron a su Gobierno a actuar, desdiciéndose de todas sus promesas en materia económica y social. «Hemos generado resultados de gran calado (sic). Se ha producido un avance sustancial en el gobierno económico» de la Unión, reivindicó.

Tuvo que ser el francés y presidente del Partido Popular Europeo (derecha), Joseph Daul, quien se encargó de recordar en un tono reposado pero irónico que «es difícil atribuir a esta presidencia [española] el mérito de estas medidas».

Zimbabwe y Sudáfrica

El momento de más tensión para Zapatero lo protagonizó la diputada del británico UKIP, Marta Andreasen, quien comparó al Estado español con Zimbabwe al recordar el riesgo de confiscación de sus viviendas que correrían 300.000 británicos por la Ley de Costas española.

«No puedo asumir la comparación bajo ningún concepto. Lo rechazo drásticamente», señaló Zapatero, quien recordó que ha sido la propia Cámara de Estrasburgo la que «ha exigido en más de una ocasión la protección medioambiental de su litoral» y mostró, en todo caso, su solidaridad con los «británicos que hayan podido ser objeto de estafa por algún depredador del sector inmobiliario».

Más allá de contadas, y más o menos extentóreas, intervenciones, la comparecencia transcurrió, por lo demás, en un tono más de conmiseración con Zapatero que de exigencia de rendimiento de cuentas.

Nada mejor con esas premisas que utilizar el símil con acontecimientos como el Mundial de fútbol para no crispar los ánimos. Así, el diputado liberal alemán Graf Lambsdorff comparó la Presidencia española con el torneo del delantero español Fernando Torres en Sudáfrica: «Grandes expectativas pero bastante decepción». Lambsdorff no se olvidó de recordar los sonoros fracasos en política exterior de la Presidencia, como las cancelaciones de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo y de la cumbre con EEUU. Añadió que «se hubiera conseguido más si España hubiera reconocido a Kosovo», trayendo a colación la terquedad de Madrid para reconocer la independencia del nuevo estado balcánico.

El diputado en Estrasburgo por ERC Oriol Junqueras espetó a Zapatero con un «usted y su gobierno constituyen un excelente ejemplo didáctico de por qué [los catalanes] deseamos convertirnos en un estado dentro de la Unión Europea».

Y es que las intervenciones más duras provinieron de diputados elegidos para el Parlamento de Estrasburgo por la circunscripción del Estado español.

Nostalgia y modestia

Zapatero trató de defenderse señalando que sus intervenciones eran más propias del Parlamento español y aseguró que algunas responderían a la nostalgia de no poder hablar en Madrid.

Ya en su turno de respuesta a los dirigentes europeos, Zapatero reiteró otro de sus supuestos logros: la «lealtad», «altura política» y «generosidad» de la Presidencia española para mantenerse en segunda fila ante las nuevas instituciones -presidente del Consejo Europeo, alta representante para la Política Exterior- derivadas de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. «No hemos querido pelear por el protagonismo», señaló, haciendo, otra vez, de la necesidad virtud. O intentándolo.

lenguas

Zapatero se mostró dispuesto a estudiar la propuesta de una patente comunitaria única, que incluye únicamente las tres lenguas de trabajo, inglés, francés y alemán.

Zapatero insiste en que no tiene intención alguna de hacer cambios en su Gobierno

Zapatero insistió en que no tiene «ninguna intención» de hacer cambios en su Ejecutivo una vez que ha terminado el semestre de presidencia de la UE.

«No tengo ninguna intención en estos momentos de proceder a hacer cambios», respondió a los periodistas tras comparecer ante el pleno de la Eurocámara, e incluso ironizó con la insistencia de la prensa en hacerle esa pregunta.

El fin del semestre de presidencia española de la UE se había barajado en las filas del PSOE como el momento para una posible crisis de Gobierno, pero Zapatero ha dejado claro varias veces que no tiene planes de remodelar su equipo.

Incluso el Palacio de la Moncloa difundió hace semanas que el propio presidente se lo hizo saber así a sus colaboradores, incluidos los tres vicepresidentes, en una reunión celebrada en Moncloa. Las dos vicepresidentas, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado han declarado sentirse respaldadas por Zapatero e insistido en que todo el Gobierno está centrado en combatir la crisis. GARA

CATALUNYA

Oriol Junqueras (ERC) recordó a Zapatero que «usted y su Gobierno son un excelente ejemplo didáctico de por qué deseamos convertirnos en un estado dentro de la UE».

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