El escándalo Bettencourt salpica ya directamente al presidente Sarkozy
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afronta la crisis política más grave desde su llegada al Palacio de El Elíseo en 2007 con el escándalo Woerth-Betttencourt y su última revelación, según la cual recibió una subvención ilegal de 150.000 euros para su campaña electoral.Thibauls MALTERRE (AFP) |
El supuesto cobro de 150.000 euros para la campaña electoral, desmentida por El Elíseo, se inscribe en el marco de una serie de polémicas que minan desde hace semanas al Gobierno francés y que ya afectan directamente al presidente Sarkozy. Por de pronto, ya han provocado la dimisión de dos ministros.
Hasta tal punto la situación es preocupante que el ex primer ministro, Jean-Pierre Rafarin, estimaba ayer que el presidente de la República «debería pronunciarse inmediatamente». Poco antes, el jefe de filas de los diputados de la Unión por la Mayoría Popular (UMP), Jean-François Copé, coincidió en la necesidad de que Nicolas Sarkozy «hable a los franceses», y juzgó como «absolutamente indispensable que estas cosas sean puestas en perspectiva».
El culebrón del affaire Bettencourt prosiguió ayer con la publicación por la web Mediapart de una entrevista con la ex contable de la heredera del gigante de los cosméticos L'Oréal, Liliane Bettencourt, la mujer más rica del Estado francés. Identificada como Claire T., afirma que Eric Woerth recibió en calidad de tesorero de la UMP la cantidad de 150.000 euros en metálico para financiar la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy en la primavera de 2007.
Interrogatorio policial
Su abogado dio a conocer ayer que Claire T. fue interrogada la víspera por la Policía y que transmitió las citadas informaciones a los investigadores.
«Durante su audición, ella dijo a la Policía lo mismo: que [la gestora de la fortuna de Bettencourt, Patrice] de Maistre le ordenó retirar 150.000 euros en metálico y que esta suma estaba destinada a Eric Woerth», explicó su abogado, Antoine Gillot, que matizó que «no fue ella la que le entregó esa suma ni estuvo presente en la cena» entre Woerth y De Maistre.
De confirmarse este extremo, estaríamos ante una ilegalidad, ya que el montante máximo autorizado para financiar partidos políticos es de 7.500 euros por año y partido y 4.600 para un candidato por elección.
Apuntó además que, cuando era alcalde de Neuilly (oeste de París) entre 1983 y 2002, Sarkozy «recibía regalos bajo manga» de manos Bettencourt.
«Es totalmente falso», aseguró el entorno de Sarkozy. Lo mismo y en términos idénticos e igual de contundentes hizo el despacho de Woerth. Hombre clave del Gobierno y que lidera la reforma de las pensiones, Woerth es objeto de duras críticas por haber sido titular de Presupuesto (2007-marzo de 2010) en una época en la que su esposa gestionaba una parte de la fortuna de Bettencourt, acusada de fraude y evasión fiscal.
Tras la sucesión de escándalos, Sarkozy sacrificó el domingo a dos ministros de segunda fila, Alain Joyandet (Cooperación) y Christian Blanc (Gran París), sospechosos de uso abusivo de bienes públicos.
El diario «Le Figaro», muy próximo a la derecha en el poder, asegura que el presidente planea acelerar el calendario de su remodelación ministerial, previsto para octubre.
El «affaire» Bettencourt ha vuelto a despertar los temores de que L'Oréal, número uno de los cosméticos en el mundo y joya de la corona de la industria francesa, pase a manos de la empresa suiza Nestlé.