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Salvador López Arnal 2010/7/9

¡Que la naranja mecánica, un poco oxidada, gane el Mundial de Sudáfrica!

Rebelión

(...) La selección española de 2010 es mejor equipo que el de Holanda. Casi nunca lo ha sido; este año lo es. (...)

A pesar de este reconocimiento futbolístico es preferible que gane Holanda. No sólo por las dos grandes ocasiones perdidas de la selección holandesa sino que porque el ambiente que rodea a la Roja, es decir, a la rojigualda, es absolutamente inaguantable. Ver gesticular a la esposa del Rey de España, ataviada con una traje para la ocasión, después de haber pasado el trago de escuchar el himno monárquico-franquista atraganta la digestión. Oír el servilismo estúpido de los periodistas (...) recuerda tiempos pretéritos.

Pero hay más, hay, por ejemplo, este diálogo a la altura de los tiempos y circunstancias [«Público», 8/7/2010, p. 46] entre Jorge Lorenzo, un exitoso contaminante, y Alejandro Sanz un cantante que demuestra su españolismo viviendo en Miami, al lado de la reacción cubana y evitándose de paso el pago de ciertos impuestos.

Antes de la carrera de motos de Montmeló, no puedo señalar la fecha, Jorge Lorenzo declaró que si ganaba la carrera no se pondría la camiseta de la selección como muestra de apoyo porque en Catalunya era muy complicado «salir con ello». (...)

Alejandro Sanz le contestó por Twitter: el gesto la parecía una cobardía. El estaba orgulloso de ser un español (exiliado en Miami).

El piloto le respondió a su vez: él se sentía más mallorquín y, por supuesto, más español que nadie. Que nadie se atreviera a dudar de su españolidad y olé. De paso le lanzaba un reto al cantante: ¿a qué no salía con la Roja en su próximo concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona? ¡A ver si tenía su españolismo bien puesto!

El artista de Miami no se cortó ni un pelo. Tiene el españolismo bien puesto, faltaría más. Cogió el guante y ha retado a Lorenzo a que salgan juntos los dos, con la camisera de la selección, en su próximo concierto en el Palau.

Lorenzo, si no ando errado, no ha respondido aún en el momento que escribo pero seguro que, si no tiene compromisos crematísticos, aceptará el reto y los dos «jóvenes españoles y olé» saldrán al escenario con la camiseta y, acaso, con una rojigualda de 200 metros y 23 decímetros.

Por favor, no vayan al concierto, ahórrense el horror, y, sobre todo, para quitarles un poco de ínfulas e hilos de patriotismo, que Holanda se lleve el Mundial. A poder ser por goleada. ¡Que ese nefasto y estúpido grito del ¡a por ellos! se les atragante en la faringe!

Sabe mal por los seleccionados, por la mejor selección española de todos los tiempos, pero ellos, estoy seguro de ello, sabrán comprender. Son gente sensata que juega a fútbol y que no aspira a ondear banderas de ingrato recuerdo en las que ninguna persona razonable puede creer y en las que ninguna persona informada puede encontrarse representada [Por el mismo rancio sendero, se ha afirmado hasta la saciedad (...) que el magnífico gol de Puyol fue un «gol de raza». ¿De qué raza hablan? Como el de Zarra, como en los viejos tiempos no superados. Su España es así de agotadora].

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