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«El único leitmotiv del festival es poder hacer otra edición el año que viene»

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Iñaki Añua

Director del Festival de Jazz de Gasteiz

Nacido en Gasteiz en 1943, Iñaki Añua es una figura que no se puede entender sin el Festival de Jazz de Gasteiz, y viceversa. Con excepción de las dos primeras, ha dirigido 32 de las 34 ediciones del certamen. Desde hoy el fruto de su trabajo vuelve a tomar vida en toda la ciudad.

Itziar AMESTOY | GASTEIZ

Lleva 32 años al frente del Festival de Jazz de Gasteiz que empieza esta tarde. Una experiencia que, según relata Iñaki Añua, sólo sirve «para saber lo que se te avecina». Desde hoy, con el tradicional pic nic que a causa de la crisis económica se volverá a celebrar en el polideportivo de Mendizorrotza, el jazz toma Gasteiz.

Esta tarde arranca la 34 edición del festival, ¿qué se puede destacar del cartel?

Nunca hay un sola cosa que se pueda destacar. Es una edición que nace bajo una crisis económica que ya empezó el año pasado. El año pasado metimos la tijera en el presupuesto de una forma tremenda, pero siempre lo metemos en una parte, en la producción, nunca en la contratación. Esta edición se presenta con un programa que mucha gente nos está diciendo que es de los mejores que hemos hecho los últimos años, lo que pasa es que cada año nos dicen eso. Pero algo debe de tener.

¿Esta calidad se ha visto correspondida en las ventas?

Es un gran programa, la venta de abonos numerados hace un mes que superó la estimación de venta que teníamos. Este año hemos hecho un esfuerzo terrible para mantener el descuento. El abono normal es la suma de las entradas menos el 30%; este año lo hemos subido al 35% para no subir el precio. Me está llamando mucha gente diciendo que este año es fantástico pero llega un momento que llevo tantos meses pensando en este programa, que ya no sabes si es bueno o malo.

Unas ventas que ha eclipsado el lleno con el que Mendizorrotza recibirá a Paco de Lucía.

Hay un desenfoque por la venta que está haciendo Paco, como lo hizo Norah Jones. Ella, como Paco, agotó el taquillaje 20 días antes. Eso te deforma un poco la venta. El año pasado no se agotó ningún día, hubo muy buenas entradas todos los días. Es lo que más me gusta; no tener la incomodidad del lleno absoluto de Mendizorrotza.

¿Un reclamo como el de Paco de Lucía asegura el éxito taquillero?

El concierto de Paco yo sabía que lo podríamos hacer el año pasado por estas fechas. Lo único que discutimos fue la fecha. Sin hablar con él pregunte si era supersticioso. Le propuse el martes y trece y me dijo que no: `No soy supersticioso pero soy flamenco'. Me dijo que no conocía un sitio para venir de tanto compromiso como Vitoria. Tocar aquí es mucho más duro porque siempre le pongo alguna guindilla. Hay una que está anunciada, la de Sherman Irby, un saxo alto de la Lincoln Center. Paco se ha quedado absolutamente enamorado del sonido de este saxofonista, me dijo que creía que no toca el saxo que canta el saxo.

Comentaba que hay cosas en las que el recorte presupuestario no puede afectar, ¿a cuáles se refiere?

Hay ciertas cosas de las que no queremos prescindir, queremos que sean el toque de distinción. El festival de Vitoria es el único del Estado que tiene una parte pedagógica. Ya no podemos traer a la Juilliard School de Nueva York pero no queremos prescindir del seminario. Hacemos un seminario para chavales. Lo único que le pedimos son cinco euros y un certificado de que están estudiando música, porque la enseñanza de música de este país siempre es a través de la música clásica, y a esos chavales les queremos decir que hay otros estilos de música. El equipo de sonido sigue siendo el mismo, el mejor, el último que acaba de salir. Vendemos música; el sonido tiene que ser buenísimo. Tenemos un polideportivo con una acústica milagrosa. Cuando la gente viene se quedan asombrados de que un recinto deportivo suene tan bien.

Este año visitan Gasteiz, junto con Paco de Lucía, otros viejos conocidos del festival como Chick Corea o Buddy Gay, ¿resulta más fácil programarlos cuando conocen el lugar?

Parece que queremos presumir de algo, pero es algo que es cierto. En este momento el prestigio del Festival de Jazz de Vitoria llega a ser quizás como el gran festival de jazz de España. Hay otros festivales que programan otras música más o menos cercanas al jazz. Es el único que pertenece al International jazz Festival Organization (IJFO). Para mí el asunto es confeccionar un programa que sea atractivo no solamente para el aficionado al jazz sino también para un público al que queremos llegar. Mi trabajo durante estos 32 años ha sido tratar de desmitificar y fijar un poco el jazz. El jazz siempre tiene esa imagen de ser una música para enterados, conocedores, una música más o menos aburrida. El jazz fue la música pop en los 30 y 40 y puede llegar a gustar a todo el mundo.

Y, ¿ha conseguido el objetivo de desmitificar y fijar el jazz?

Hicimos un estudio socio-económico hace tres años y esa frase que yo decía medio en broma resulto ser seria: creamos adicción. El que viene vuelve. El dato era que los que entraban a Mendizorrotza 8 de cada 10 habían estado antes, y la media era de 7 veces. También se trata de hacer un programa en el que yo me sentiría a gusto como espectador. Viene gente de fuera pero hay gente de Vitoria que gasta una semana de sus vacaciones para poder disfrutar a tope del festival que empieza a la 1 del mediodía con Montehermoso, música electrónica en la parte medieval.

Además, está el Jazz del Siglo XXI en el Principal.

Es la sección de más prestigio y aquí sí que programo lo que a mí me da la gana. Ahí no tengo que andar pensando en los tickets que tengo que vender para que salga rentable. Al fin y al cabo nuestra única meta es que las cuentas nos salgan y el año que viene podamos hacer la 35 edición. El único leitmotiv del festival es poder hacer otra edición el año que viene.

Sí, durante una semana el jazz resuena en todos los rincones; pero ¿dónde están esos aficionados el resto del año?

El festival es una sociedad sin ánimo de lucro, no podemos tener beneficios. Pero sin embargo durante muchos años cuando sobraba dinero lo reinvertíamos en conciertos de invierno, pero lo que pasa es que últimamente no hay dinero.

Después de tres largas décadas dando forma y viviendo el festival, ¿se queda con algún concierto?

Nunca hay uno, es imposible después de tantos. El primer gran concierto que recuerdo, el que marcó realmente el festival fue en la quinta edición. Fue el gran salto porque trajimos a dos estrellas; económicamente funcionó. Dio uno de sus últimos conciertos Muddy Waters en Europa, una mega star del blues y vino Oscar Peterson. Muchos años después me seguía hablando de este concierto, consideraba que había sido su punto más alto. También está el concierto de Winton en el 92, el polideportivo puesto en pie. Cuando bajó del escenario, después de la enésima propina, me da un abrazo y me dijo que era el primer sitio donde notó que la gente había entendido su música. Sin embargo, también hay otro concierto de Winton la noche que tocaba Natalie Cole. Era una pedorra, a última hora quiso tocar la primera. Al final ya se hizo muy tarde y le veía a Winton mirando cómo se estaba yendo la gente. Los que se quedaron le aplaudieron mucho. Me miró y le dije: `Por favor'. Tocó una propina. Yo creo que nos pusimos a llorar. También el concierto de Miles Davis, que te recuerda todo el rato qué es el blues.

En el otro lado ¿hay alguno que no se haya podido hacer?

El de Aretha Franklin, estaba contratada para el 82. Tuvo su primer ataque de pánico a volar y después de tenerla contratada nos canceló. Me he quitado la espinita porque la he visto en enero en Toronto. Nosotros lo hemos intentado todo para que venga. Incluso una vez llegué a hablar con su psiquiatra. El plan era que el psiquiatra le acompañaba en un viaje en concord, tres horas y media desde Nueva York a Londres, luego la gira se hacía en coche o en autobús y el psiquiatra le acompañaba en el viaje de vuelta. Dijo que no. Es algo que no podremos conseguir nunca.

«Jazz del s. XXI es la sección del festival de Vitoria que tiene más prestigio»

El Jazz en el Siglo XXI, en el Teatro Principal, sería el segundo eje del festival. ¿Qué se encontrará este año?

El Polideportivo tiene un aforo de 4.000 personas y cuando tienes que preparar un programa para 4.000 personas, hay un cierto tipo de música que no debes programar. La música más contemporánea. Lo que están haciendo en estos momentos los chavales jóvenes tiene que tener un espacio en el festival, como los músicos vascos. Ese tipo de músico joven con música más contemporánea lo ponemos en un aforo más pequeño.

Mañana llega al Principal Konexioa con el donostiarra Iñaki Salvador.

Cuando inventamos la konexioa buscamos una palabra que sonara igual en inglés, euskara, castellano y francés. Más importante que darle un bolo a un músico vasco dentro del festival es ponerle frente a un músico de jazz internacional y ver qué pasa. Este año tenemos al más famoso de este momento como es Iñaki Salvador, que estuvo con su grupo en el 97. Él ha elegido estar con Helio Alves. Yo les doy libertad absoluta. Sólo me encargo de poner en contacto a los músicos y ellos intercambian partituras y deciden el repertorio.

¿El resto de la semana qué se podrá ver?

El programa es de los más redondos de los últimos años. Algunos dirán que siempre digo lo mismo, pero no. Aquí sí que programo realmente lo que quiero programar. Tenemos a Rudresh Mahanthappa y a Vijay Iyer, dos músicos nacidos en EEUU pero indios, de la India. Son los dos músicos jóvenes emergentes más importantes que hay en el mundo. En España no han tocado nunca juntos. Investigan la música de sus ancestros. El reggae indio junto al jazz y al flamenco son las tres grandes músicas improvisadas que hay en el mundo. Viene un saxofonista de Guadalupe, Jacques Schwarz Barta, y la saxo alto Tineke Postma que es una chica realmente muy interesante. Maurice Bronws un trompeta negro fantástico que escuché en Chicago. Su primer disco se llama Hip to Bop, hace Be Bop y hace Hip Hop, lo mezcla y es una explosión verle tocar. Julian Lage el guitarrista a pesar de que tiene 23 años ha estado nominado a Óscar y ha tocado con Santana. Es lo que tiene que ser el siglo XXI; chavales jóvenes pero buenísimos. Es la sección de más prestigio que tiene el festival de Vitoria. I. A.

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