Eran menos, sí, pero seguían siendo muchos miles los melómanos que, en la tarde de ayer, disfrutaban de la última jornada del festival, sentados plácidamente en corrillo en las laderas de Kobetamendi, en agradable picnic musical.

No se respiraba en el ambiente la excitación de noches anteriores, pues ni Faith No More ni Manic Street Preachers -de quienes hablaremos mañana-, siendo bandas de entidad, tienen el poder de convocatoria de Pearl Jam, que subieron hasta Kobetamendi a 31.000 festivaleros -según datos de la organización-. Quizá por ello se respiraba un ambiente más relajado, en una tarde sin estrellas rutilantes pero muy interesante para los curiosos, aquellos que siguen manteniendo la ilusión de encontrarse con sonidos nuevos, y emocionarse con ellos.

En la tarde de ayer, en la entrada del recinto, la campaña Gazte Bizz de la Diputación vizcaina repartía camisetas en su molona furgoneta surfera, donde un dj pinchaba música indie. Se agradece el detalle, aunque con cuatro jóvenes bailando con la cabeza metida dentro de pantallas de televisión de colores, desconocemos qué concepto de juventud es la que desean mostrar. Y puestos a citar marcas, eran también unos cientos los aficionados que descansaban del trepidante fin de semana tumbados a la bartola en las hamacas de la hierba artificial que Camel colocó.

Y de lo musical, ¿qué?. Abrieron fuego Zain y Band of Skulls, a quienes nos perdimos, así como a The Maccabees y a los alegres y saltarines Los Campesinos!. Después tomó el Stage 2 Jeff Tweedy. De negro, con gafas oscuras y barba -al igual que el siguiente vocalista, el de TSOOL- encontramos al de Wilco incómodo, quizá por sus famosas migrañas o simplemente porque es vergonzoso, y aunque el Bilbao BBK Live no es su sitio, sin ser un gran guitarrista demostró en solitario sus infinitos recursos como compositor, con canciones desnudas e incluso, a veces, desafinando.

Después, The Soundtrack of Our Lives volvió a demostrar que son grandes -el frontman verdaderamente lo es-, y sus épicas canciones sonaron rotundas.

Monsieur Modfather

No podemos finalizar la crónica sobre la quinta edición del Bilbao BBK Live Festival sin alabar la actuación de Paul Weller la noche anterior, pues para cuando los oscuros Alice In Chains saltaron a escena ya nos había encendido.

`The Modfather', a quien después Eddie Vedder nombró, al igual que a Joe Strummer -Pearl Jam llegó a versionear un tema de Mescaleros-, llegó a Bilbo pleno de fuerza y en forma, tanto física como musicalmente. Alternó la guitarra y los teclados para saltar de temas enérgicos a canciones más íntimas. Sonó bien, ligero y fluido -la densidad llegaría después, con Alice In Chains- y, aunque para entonces eran ya varios miles los aficionados que se agolpaban frente al escenario grande, satisfizo a una nutrida audiencia en el Stage 2, quizá la más adulta del festival. Se acordó de The Jam con temas como «That´s Entertainment» que versioneó en euskera Gari, y presentó su reciente «Wake Up the Nation», con el que, sin mirar atrás, demuestra que aún tiene cosas que decir y sabe cómo decirlas. Nos supo a poco.

Tampoco queremos finalizar sin advertir que nos parece excesivo que, en las bocas de entrada al recinto, guardias de seguridad pidan a los asistentes que eleven los brazos para cachear, uno a uno, a la audiencia, tanto si portan chupa y mochila como si por atuendo, calcen chancletas y vistan pantalón corto y camiseta desmangada.