Cinco meses después de que se hallara en la morgue de Toulouse el cuerpo sin vida de Jon Anza, sus vecinos demostraron que no están dispuestos a olvidar lo ocurrido. Una concentración frente al desfile militar y policial, que recorrió ayer la parte vieja donostiarra, exigió que se esclarezca la muerte del militante de ETA.

Bajo el lema «Zer egin duzue Jonekin? Alde hemendik!», medio centenar de personas responsabilizó directamente a las FSE de la desaparición y muerte del vecino de Intxaurrondo.

Al paso de los militares españoles todos los asistentes alzaron carteles en los que se les instaba a «acabar con la represión y la guerra sucia».

El desfile militar que se lleva a cabo anualmente en la capital guipuzcoana con motivo del Día del Carmen generó, como es costumbre, la protesta de decenas de ciudadanos. Entre silbidos y gritos de «torturadores», les espetaron que «no son ni serán bienvenidos» a Euskal Herria, a la vez que les invitaban a abandonar esta tierra.

Pese a que el desfile se desarrolla en medio centenar de metros, las fuertes medidas de seguridad que lo acompañan y la vestimenta de gala que lucen los militares del Ejército español de Aire, Tierra y Mar, así como los altos cargos de la Guardia Civil y la Policía española, dan cuenta de la importancia simbólica que tiene este acto militar celebrado en Euskal Herria.

Sin embargo, más allá de la extrañada mirada de los turistas que se agolpan en Donostia en estas fechas o los curiosos niños y niñas de las colonias de día, nadie sale a ver los ostentosos trajes de los militares e invitados, que después del acto religioso se dirigen a pie al muelle donostiarra.

Más que expectación, lo que se desprende de los comentarios de los vecinos de Alde Zaharra, que viven estos días sus fiestas, es hastío, y es que todos los años se encuentran las papeleras precintadas, el tráfico totalmente cortado en los alrededores del Ayuntamiento y un incalculable número de policías, tanto de paisano como ertzainas y municipales, que entorpecen la rutina diaria de los vecinos.

Amplio despliegue

Los agentes policiales custodiaron con minuciosidad el desfile y ni siquiera dejaron que la protesta asomara a la altura del Consistorio. Sólo en sus aledaños se podían ver tres furgonetas de la Ertzaintza y más de una docena de agentes de la Brigada Móvil pertrechados con material antidisturbios.

La distancia no fue impedimento para que la protesta les llegara a los militares, y hubo quien sacó su cámara de fotos a la altura de la concentración. Más descarados fueron, si cabe, tres agentes de paisano que, tras dejar a sus custodiados en el Club Náutico, se acercaron hasta la concentración para fotografiar con sus móviles a los participantes en la protesta. Estos respondieron con gritos de «txakurrak!» y «¡Fuera las fuerzas de ocupación!» a la actitud de los policías, que ni siquiera se inmutaron.

El cerco de seguridad del desfile entorpeció también el trabajo de los medios de comunicación, y es que en el momento en que arrancaba el desfile militar, dos policías de paisano abordaron a los periodistas exigiendo su identificación y poniendo trabas a que sacaran fotos o filmaran el desfile.

Durante la concentración, que se prolongó más 45 minutos, no cesaron de corear gritos como «¡Fuera las fuerzas de ocupación!», «Estado español, Estado terrorista» o lemas en favor de la independencia de Euskal Herria, hecho que llamó la atención de los viandantes. Fueron muchos los turistas que les preguntaron por los motivos de la concentración y hubo quien fotografió la denuncia como un motivo turístico más de la ciudad. Después de que los militares finalizaran su desfile, los congregados entonaron el «Eusko gudariak» frente a los ertzainas y dieron por finalizada la protesta.