Alexander Vinokourov es de esos corredores que no fallan dos veces. Si en la víspera el kazajo se quedó con la miel en los labios camino de Mende, ayer, en la meta de Revel, pudo levantar los brazos con todo merecimiento. El veterano corredor, dedicado casi por completo en este Tour a ayudar a Alberto Contador, aprovechó la última jornada antes de la llegada de los Pirineos para añadir una muesca más a su dilatado palmarés, logrando una nueva victoria parcial, que lo entronca directamente con el último que consiguió, hace ahora tres temporadas, justo antes de ser sancionado por dos años por dar positivo en un control antidoping. El guía espiritual de Astana falló una vez, pero dos no; como Julio César, «Vino» vio y venció.

El triunfo de Vinokourov estropeó por completo la gran labor realizada por el conjunto Columbia por Mark Cavendish -en segundo lugar en la meta de Revel, a 13 segundos del ganador-, que no dio respiro a la fuga del día y se recompuso lo más rápido que pudo del paso del último puerto del día, la cota de St. Ferréol, de tercera categoría, con la cima a menos de ocho kilómetros de la meta.

Gran trabajo sin premio

El conjunto Columbia, junto con el Lampre, manejó la jornada de cabo a rabo. En primer lugar, permitió una fuga controlable, compuesta por tres corredores de mucho nivel, Fedrigo (Boygues), Flecha (Sky) y Chavanel (Quick Step), pero insuficiente. Durante buena parte de la etapa, el trío comandó la prueba con la alargada sombra del pelotón tapándoles cualquier fulgor de esperanza. A punto de entrar en la semana decisiva del Tour, la etapa de ayer parecía inevitable en cuanto a un final al sprint. A falta de diez kilómetros, justo al pie de la última cota del día, el pelotón atrapó a los aventureros.

Fue el campeón del mundo en 2008, Alessandro Ballan, ganador además de una etapa de la Vuelta y del Tour de Flandes en 2007, quien abrió el fuego. El pelotón se sacudió violentamente, con movimientos de gente como Barredo, Cunego o Roche, y descolgando una vez más a Armstrong. Ballan manteía una mínima ventaja en los últimos metros del puerto, justo cuando saltó Vinokourov.

El gran grupo debía recomponerse en un terreno poco propicio para ello, y tuvo que sortear la sutil traba puesta por Contador, que ayer sí que echó una mano a su compañero. Mientras, el kazajo descolgaba a un Ballan que se vació antes de tiempo y se lanzaba a tumba abierta con la meta de Revel entre ceja y ceja. Columbia y Milram llegaron a organizarse, pero en la prueba de persecución de los tres últimos kilómetros, Vinokourov no se dejó cazar.