Ocupación de Irak
Biden confirma el calendario de retirada de Irak tras el peor atentado en dos meses, que deja 45 muertos
La situación actual de Irak se caracteriza por el incremento de la inseguridad. El hecho de que no haya aún Gobierno pese a que las elecciones fueron en marzo no contribuye a mejorar las expectativas. Pese a ello, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, destacó que Washington continuará con su plan de retirar sus tropas de combate. Ayer, más de 45 personas murieron en atentados contra milicianos que combaten a Al-Qaeda.
GARA | RADWANIYA
Dos kamikazes mataron ayer a 48 miembros de una milicia sunní que combate a Al-Qaeda en Radwaniya, una ciudad a 25 kilómetros al oeste de Bagdad, una muestra de que la violencia persiste en un país sumido en la crisis política y en pleno plan de retirada de las fuerzas de combate estadounidense.
En este sentido, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, confirmó que el plan de retirada de las tropas estadounidenses concluirá a finales de agosto, destacando que esta fecha límite no será aplazada ni en el caso de que los partidos políticos iraquíes no logren un acuerdo para la formación de un gobierno de coalición antes de ese momento.
Cuatro meses después de las elecciones legislativas, Irak sigue sin nuevo gobierno, una situación que preocupa a Wa-shington, que prefiere que sus tropas de combate dejen atrás un Irak estable, a pesar de que el país árabe está muy lejos de poder garantizar la seguridad de sus habitantes por sí sólo.
Ayer, el atentado más sangriento se registró hacia las 8.30 [6.30, en Euskal Herria], cuando un kamikaze se hizo estallar en medio de un grupo de milicianos sunníes que se congregaron para cobrar su paga en una base militar de Radwaniya, una localidad de mayoría sunní a 25 kilómetros al oeste de Bagdad.
Al menos 45 personas murieron y 40 resultaron heridas, según señalaron fuentes del seno de los ministerios de Defensa e Interior.
Desde el sábado, el Ejército recibía a los milicianos llegados para recibir su salario.
Esperando para cobrar
«Cientos de miembros de los Sahwa se habían reunido fuera, cerca de la entrada de la base», declaró en el lugar a France Presse un oficial del Ejército iraquí, que se negó a que su nombre fuese citado.
«El kamikaze se hizo estallar en la mitad de la tropa», añadió, precisando que generalmente los militares hacen entrar a estos milicianos conocidos por el nombre de Sahwa (Despertar) en grupos de diez para pagarles.
El kamikaze vestía una dichdacha, el vestido tradicional largo árabe, indicó otro militar. «Parecía que el hombre no sabía a dónde ir. Los militares le dijeron que se detuviera, pero no obedeció. Dispararon varias veces al aire y se hizo estallar», cuenta este militar.
Varias horas después del atentado, las manchas de sangre eran visibles sobre los muros de hormigón que protegen la base, mientras que ropas y zapatos están tirados y esparcidos por el suelo, según un fotógrafo de France Presse.
Se trata del atentado más sangriento registrado en Irak desde el 10 de mayo, cuando cuatro coches bomba explotaron sucesivamente en el aparcamiento de una fábrica de Hilla, a 95 kilómetros al sur de Bagdad, cuando salían los obreros. El ataque provocó 53 muertos y 157 heridos.
Dos horas después del atentado de Radwaniya, otro kamikaze se hizo estallar en una oficina de los Sahwa en Qaim, a 340 kilómetros al oeste de Bagdad, cerca de la frontera siria, según una fuente policial. Dos milicianos y un policía murieron y seis personas resultaron heridas, entre ellos dos policías.
Antiguos insurgentes
Formadas por antiguos insurgentes sumados a la lucha contra Al-Qaeda, las milicias de los Sahwa han jugado un papel fundamental en el descenso global de la violencia en Irak, según una estrategia estadounidense que comenzó a finales de 2006 en la provincia de Al-Anbar, antes de reproducirse en la mayoría de las provincias de mayoría sunní de Irak.
Como la Policía y el Ejército iraquíes, estas milicias se convirtieron rápidamente en un objetivo prioritario de los insurgentes, que frecuentemente han llevado a cabo operaciones contra sus miembros.
Financiadas inicialmente por el Ejército estadounidense, las milicias, cuyos efectivos alcanzan en total los 94.000 miembros en Irak, pasaron a comienzos de 2009 a depender del Gobierno iraquí, que reincorporó al 20% de ellos a sus fuerzas de seguridad.
Sin embargo, los dirigentes de Sahwa se han quejado con frecuencia al sentirse abandonados por las autoridades iraquíes.
El primer ministro saliente, el chií Nuri al-Maliki, que recibió un rechazo masivo de la población sunní en las legislativas del 7 de marzo, avanzó en abril la idea de colocar a las milicias Sahwa en el centro de los esfuerzos de información para combatir a Al-Qaeda.
Estos atentados se registran en un momento en el que EEUU está retirando sus fuerzas de combate. El contingente estadounidense, actualmente de 74.000 efectivos, será reducido a 50.000 el 1 de setiembre.
En este contexto, tanto en Bagdad como en Washington varias voces han alertado del riesgo que el bloqueo político en Irak genera en la seguridad de un país en el que los rebeldes siguen teniendo capacidad de golpear fuerte.
La pasada semana, sin ir más lejos, lo demostraron matando a 70 personas en tres días en Bagdad atentado contra una peregrinación chií.
Frente a ello, Biden quiso dar una imagen de firmeza, destacando que el plan de retirada de tropas se mantendrá pese a la inexistencia de un gobierno en Irak y el incremento de la violencia.
«Hay un Gobierno de transición. Hay un Gobierno vigente que está funcionando. La seguridad iraquí depende de los iraquíes, con nuestra ayuda. Vamos a tener, aún tenemos 50.000 militares allí y van a permanecer allí», afirmó Joe Biden en una entrevista emitida ayer por la cadena televisiva ABC.
El acuerdo de seguridad suscrito en 2008 entre los gobiernos de EEUU e Irak establece que las tropas de combate estadounidenses abandonarán el país árabe a finales de 2011 y el final de las operaciones de combate para el 31 de agosto de este mismo año.
Soldados registraron ayer un registro en la sede de la Federación Iraquí de Fútbol en Bagdad, a menos de una semana de que se celebren elecciones para escoger la nueva dirección.
Los miembros de las milicias Sahwa son antiguos insurgentes sunníes que pasaron de combatir al ocupante a luchar contra Al-Qaeda a cambio de un salario. Forman parte de la estrategia de EEUU para mejorar la seguridad.
Los atentados son algo casi cotidiano en el Irak actual. Como muestra el dato de que la pasada semana murieron 70 personas en tres días en Bagdad en atentados que tenían como objetivo a peregrinos de la comunidad chií.
El abogado del ex viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz afirmó ayer que su cliente había comparecido ante un tribunal iraquí para enfrentarse a acusaciones de corrupción.
«El Ministerio iraquí de Justicia se ha puesto en contacto conmigo para indicarme que el señor Aziz y otras quince personas comparecieron ayer [sábado] ante un tribunal para enfrentarse a nuevas acusaciones de despilfarro de fondos públicos», declaró a France Presse en Amman el abogado Badih Aref.
«No sé de qué hablan. Me dijeron que por el momento no puedo ir a Irak para ver a Tarek Aziz y que se pondrán en contacto conmigo más tarde», añadió el letrado.
Aref declaró el sábado que había obtenido autorización de Bagdad para visitar a su cliente en prisión y que tenía previsto viajar a Irak mañana.
Tarek Aziz, que hasta ese momento se encontraba preso en Camp Cropper, un centro de detención gestionado por el Ejército estadounidense en Bagdad, fue trasladado el miércoles a la prisión iraquí de Kazimiya, en el norte de la capital, según el Gobierno iraquí.
El jueves, las fuerzas estadounidenses entregaron al Ministerio iraquí de Justicia el control de Camp Cropper y de sus 1.500 presos, reservándose la vigilancia de 200 de ellos, entre quienes se encuentran ocho altos cargos de la época de Saddam Hussein en un sector ultraprotegido.
Único cristiano del estrecho círculo de poder en la época de Saddam Hussein, Tarek Aziz, nacido en 1936, se entregó a las tropas estadounidenses en abril de 2003. Su familia ha pedido su liberación por su estado de salud. Fue condenado a quince años por la muerte de 42 comerciantes y a otros siete por la represión a los kurdos. GARA
Pese a que las elecciones legislativas se celebraron en marzo, los partidos políticos iraquíes no han sido capaces de acordar la formación de un nuevo Gobierno, lo que contribuye a incrementar la inestabilidad y la inseguridad en el país árabe.