Es uno de los cinco vascos debutantes en la prueba que descubren estos días las etapas de los Pirineos. El sábado recogíamos las opiniones de Mayoz, Durán, Pérez Arrieta y Velasco y hoy las de un navarro que ya se ha dejado ver en dos fugas y al que le gustaría repetir en Pirineos.

¿Qué tal su primer Tour con dos fugas?

Bastante ameno. Ha tenido de todo, etapas de tensión, de pavés, de montaña y me metí en dos escapadas más que por orden del equipo porque tenemos que buscar otro protagonismo que cuando estaba Alejandro Valverde. Tenemos a Luis León Sánchez, que está adelante, pero quizás no es lo mismo que con un corredor que dispute los cinco primeros como podía ser Alejandro. Tenemos más libertad para buscar protagonismo.

¿Qué le ha llamado la atención de su debut en la prueba?

Los primeros días, el público fue una pasada y luego la repercusión que tiene, te llegan noticias por todos los lados y luego el nivel de corredores que está aquí, que es muy alto. En el prólogo y las tres etapas siguientes fueron de una tensión increíble, de un peligro terrible. He corrido varias Vueltas y algún Giro y había tensión, pero tanto no. Se nota el nivel de los corredores cuando vamos lanzados de cara a meta, la gente sabe su oficio y controla mucho. A la velocidad que se va y con la tensión que hay, pasan muy pocas cosas para lo que podía pasar.

¿Para uno de los vascos a los que más les gusta el pavés, qué supuso entrar en la escapada en la etapa de Arenberg?

Me pasaron el gusanillo entre Horrillo y Txente, que nos juntábamos por allí y te gustan este tipo de cosas. Fue especial ir por delante esa etapa, pero físicamente no estaba bien. Me había caído el día anterior y tenía un buen golpe. Fue entrar a cada tramo y, si en el llano ya sufría, en el pavés me empezó a doler todo el cuerpo de los golpes del día anterior. En vez de disfrutar fue sufrir, sufrir y sufrir, aunque sí es especial por ser la primera fuga que había cogido en el Tour.

¿Y en la etapa de Morzine Avoriaz?

Estaba claro que tenía difícil ganar arriba. Era una fuga más táctica para echar un cable a Luisle y Rubén después de La Ramaz. En el futuro la intención es buscar una etapa con una fuga para poder disputar. No sé si se rematará o no, pero por lo menos tener una oportunidad de disputar. Hay que buscar los días que siguen a los de batalla entre los gallos, porque se relajan y ésas pueden llegar. Pero esto no son matemáticas y los cálculos en ciclismo suelen cambiar.

¿Qué significa pasar los Pirineos?

He estado viendo el Tour en Pirineos alguna que otra vez y es una emoción correrlo este año. Estos días espero mantener un buen nivel físico y, si se puede volver a ser un poco protagonista en alguna fuga o hacer algo destacado, me haría ilusión. Sé que es difícil por el terreno que hay, con tanto desnivel para un rodador como yo, pero me haría ilusión porque son las montañas de casa.

¿Cómo lleva la incertidumbre que rodea al equipo para la próxima temporada?

Ahora mismo estamos centrados en la carrera y no piensas en eso, pero empieza a ser el momento de que se comiencen a aclarar las cosas. Empieza a ser necesario. Nos dicen que están hablando, que tienen conversaciones que todavía están ahí y que tengamos tranquilidad. Eusebio no se pilla los dedos y no suelta prenda. Sólo que están hablando, barajando varias posibilidades y así está el tema. No sabemos más.

¿De la lucha entre los favoritos, qué es lo que más le ha sorprendido?

Que Armstrong quedara fuera de combate desde la etapa de Avoriaz, que le salió el día cruzado y contra eso es difícil luchar. Cuanto te vienen las cosas cruzadas no consigues salir adelante aunque seas Lance Armstrong.

¿Y a nivel personal, qué espera de la semana que queda de carrera?

Poder seguir disfrutando y evitar las caídas. Tengo muy presente el recuerdo de Juanjo Oroz, que es un amigo que se ha tenido que ir a casa por una caída. Te da mucha pena que, después de todo el trabajo y el esfuerzo que tienes que realizar para llegar lo mejor posible a la salida del Tour, te tengas que ir a casa a la primera semana. Y ante esas cosas no se puede hacer nada para evitarlas.