Asus 52 años, el gran maestro santurtziarra Mario Gómez ha recalado en el Sestao Naturgás, un buen equipo, cerca de casa, tras jugar en formaciones de Sevilla, Las Palmas, Gasteiz, Terrassa y Donostia.

¿Cómo fueron sus inicios en este deporte?

Con 15 años comencé en Portugalete, pero estuve poco tiempo, unos dos o tres años, porque luego fiché por el Rey Ardid de Bilbo y más tarde me fui a Sevilla para jugar en el equipo de Labradores. Eso fue allá por los años ochenta cuando tenía veintipocos años.

Siempre dedicado profesionalmente al ajedrez y después de tantos años, ¿se mantiene la misma intensidad a la hora de seguir profundizando en él?

Toda mi vida la he dedicado a jugar al ajedrez. En mis inicios me pasaba días enteros estudiando y jugando, pero ahora la verdad es que me preparo menos, sólo sigo las noticias de este deporte por internet, descargo partidas, pero no profundizo ni las analizo lo suficiente, simplemente doy un repaso rápido a las partidas que me interesan. De cualquier forma, y con la edad que ya tengo, no creo que cambie de profesión.

Fue campeón de España muy joven. Con el paso del tiempo, ¿se acaban diluyendo esas energías por ser el mejor?

Antes tenía auténtica pasión por el ajedrez y una ilusión tremenda por progresar, jugar torneos... Soñaba con ir superando peldaños hasta alcanzar un cierto status de ajedrecista, ser campeón mundial o estatal, por lo menos, y esto último lo conseguí con 22 años en 1980. Desde entonces no he alcanzado una cota más alta que ser campeón de Euskadi, lo cual no está nada mal, pues en este torneo hay mucho nivel. La verdad es que ahora juego de otra manera, pero cada vez es más difícil conseguir algún título.

¿Cómo afectó a los jugadores occidentales la inscripción en los torneos de los ajedrecistas del Este a raíz de la caída del muro de Berlín y la apertura de fronteras?

Ha sido el fin de nuestra profesión. En la actualidad no se gana lo suficiente como para vivir de manera digna y es muy difícil dedicarse a tiempo completo a un deporte muy sacrificado, pero con poca recompensa. La llegada de los jugadores del Este precipitó esta situación, dado que cobran muy poco y las condiciones empeoraron sensiblemente, tanto en cuanto a dietas como a premios. Antes de ello, quienes organizaban los torneos se hacían cargo de los gastos de viaje o alojamiento, además de que se contaba con un fijo y más opciones de hacerse con el campeonato. Ahora, somos los jugadores quienes tenemos que asumir todos estos costes y, encima, la bolsa de premios es mucho menor.

Tras formar parte del San Viator de Gasteiz y el Gros Xake Taldea, ahora inicia una nueva etapa en otra escuadra vasca, el Sestao Naturgas.

Estoy muy contento porque tenemos un equipazo y, lo más importante, se trabaja la promoción de nuevos talentos, una labor que recae en Juan Viqueira y que es primordial para la continuidad de este deporte entre las nuevas generaciones. En el Sestao me siento como en casa y puedo disputar una gran cantidad de torneos, pero la realidad es que hay mucha competencia y los premios son bajos.

¿Partidario de aplicar las nuevas tecnologías al ajedrez o se siente más de la vieja escuela?

Soy de los que opina que el ordenador es un instrumento más de trabajo para esta profesión, no creo que la informática influya a la hora de ganarse la vida con el ajedrez.

Pero ahora hay un mayor acceso a este mundo...

Sí, se pueden conseguir partidas de todos los torneos que se celebran en el mundo, pero antes también existía el Informator (enciclopedia yugoslava de ajedrez). De todos modos, para prepararse bien hay que estudiar muchísimo, una hora diaria no es nada, hay que dedicarle mucho más tiempo, entre cuatro y cinco horas diarias. Profundizar y dominar una determinada variante exige mucho tiempo, por lo que los avances tecnológicos pueden ayudar. En mi caso, he sido autodidacta, pero reconozco que ahora la gente cada vez se prepara más con un titulado. Es un campo en el que me gustaría profundizar, el de dar clases, pero hasta ahora no se ha dado la oportunidad.

Sin embargo, el ajedrez vasco no parece aprovecharse mucho de los nuevos tiempos, su nivel cada vez es menor.

Veo mal a nuestro ajedrez y un ejemplo fueron los recientes torneos autonómicos, en los que los escolares vascos consiguieron un 14º puesto de 17 selecciones participantes, jugando con Melilla o La Rioja, en lugar de hacerlo con Catalunya, Madrid y Galicia, que son los mejores. Si los chavales obtienen tan malos resultados, ¿qué futuro nos espera? Creo sinceramente que hace falta una planificación seria por parte de las federaciones. Tenemos jugadores buenos, como Santi González o Iñigo Argandoña, pero ya tienen casi treinta años... La excepción son Sergio Trigo o Ander Marchena, que están destacando entre los más jóvenes.

¿Tiene confianza en participar en los próximos campeonatos estatales?

El Sestao Naturgas ha realizado muy buenos fichajes y el nivel es muy elevado, pero tengo confianza en que haya un hueco. Espero jugar en la modalidad de equipos, aunque no estoy muy bien en el ránking.

En enero se realizó un acto protocolario en Donostia de las Federaciones Vascas y fue galardonado por la FVA, pero no recogió el premio. ¿Cuál fue el motivo?

Eso de recoger un premio y fingir como si todo estuviera bien no es mi estilo. Creo que no me han tratado bien ni los políticos ni la Federación Vasca de Ajedrez. Nunca me han dado nada y a su presidente, Miguel Ángel Muela, hay que estar siempre regateándole y es demasiado trabajo. Sinceramente, no es mi estilo acudir a un acto para que te den un premio cuando antes has tenido que ver que se te cerraban muchas puertas por parte de esa misma gente que te concede el galardón.