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«LA OTRA FRANCIA SE REVUELVE»

El despliegue del Ejército no logra contener las protestas en Grenoble y Saint-Aignan

A punto de cumplirse cinco años desde la revuelta de las «banlieues», nada ha cambiado. Esta vez han sido la ciudad de Grenoble y una pequeña localidad con una importante población gitana. El detonante, en ambos casos, como en 2005, la muerte de dos vecinos por disparos de la Policía. París manda, ahora, soldados.

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DABID LAZKANOITURBURU

Es cíclico. Porque sigue ahí. Si ya a comienzos de este año el extrarradio de París volvió a arder cuando la Policía intentó cruzar ciertos umbrales de los su-burbios utilizando como escudo a los transportes públicos -estos últimos, y por descontado sus conductores, se convirtieron luego en el objetivo de los ataques-, ahora le ha tocado a un barrio en las afueras de la ciudad provinciana de Grenoble (este del Estado francés), lo que ha coincidido con una revuelta en la pequeña localidad de Saint-Aignan, en el centro del Hexágono. Ambas revueltas, como prácticamente todas las que han estallado desde finales de 2005, han tenido un mismo detonante: la muerte de vecinos por disparos policiales.

Los enfrentamientos comenzaron en Grenoble en la noche del jueves pasado tras la muerte de Karim Boudouda, de 27 años de edad, quien falleció por disparos policiales cuando huía, junto con otra persona, en un vehículo.

Siempre según la versión policial, el fallecido -que habría sido condenado en tres ocasiones por robos a mano armada- habría asaltado el casino de Uriage-les-Bains en la noche del jueves al viernes.

«Legítima defensa»

La Policía insistió en que abatió en «legítima defensa» al joven, originario del barrio de Villeneuve, una barriada popular de unos 15.000 habitantes construido en el sur de Grenoble en los años setenta y que actualmente cuenta con un elevado porcentaje de población inmigrante.

Grupos de jóvenes de ese barrio se dirigieron al centro de la ciudad, de 150.000 habitantes, para protestar por lo que consideran una ejecución extrajudicial. Como resultado de los enfrentamientos de la primera noche, un tranvía, un concesionario de automóviles y un número indeterminado de coches resultaron calcinados. Los enfrentamientos continuaron durante los siguientes días pese al despliegue de 200 agentes especiales de la RAID francesa y de un helicóptero policial coincidiendo con la visita el pasado sábado del ministro francés de Interior, Brice Hortefeux.

La madre del joven muerto salió a la palestra el pasado domingo y llamó a la calma tras anunciar la interposición de una denuncia contra la Policía.

Pese a la reducción de la tensión, un vehículo de la Policía francesa fue tiroteado en la madrugada del lunes, cuarta noche consecutiva de enfrentamientos.

El tiroteo contra el vehículo policial no produjo víctimas, según precisaron las fuentes oficiales, que informaron de que, en total, fueron incendiados desde el viernes unos ochenta automóviles.

Ayer seguían detenidas tres personas de la veintena de arrestados desde el comienzo de los incidentes y tres jóvenes iban a ser llevado a última hora ante el juez acusados de un intento de robo en un comercio de la zona en la noche del viernes.

Lejos de las banlieues sensu stricto, en la pequeña localidad de Saint-Agnian, una crisis similar estalló en la noche del sábado. La mecha que encendió la revuelta fue la muerte a tiros de Luigi Duquenet, padre de etnia gitana de 22 años abatido por la Policía en un incidente no aclarado oficialmente.

Según la versión policial publicada por la prensa francesa, el joven, a bordo de un vehículo, no habría parado en un control policial, «llevándose encima del capó a un gendarme durante medio kilómetro hasta que cayó al asfalto, resultando levemente herido». Siempre según esta versión, y esta vez con otra persona de copiloto en el coche, habría hecho amago de parar en un control «pero aceleró repentinamente y se lanzó contra dos gendarmes. Uno de ellos lanzó dos disparos contra el vehículo, que prosiguió su marcha». No obstante, dos agentes policiales están bajo custodia.

El cuerpo sin vida de Duquenet habría sido hallado en Saint-Romain-sur-Cher, a una decena de kilómetros del lugar del tiroteo.

El domingo por la tarde, decenas de amigos y familiares del fallecido se manifestaron por el centro de la localidad y destrozaron la fachada de la comisaría local. La Policía informó del incendio de varios vehículos, además de daños en el mobiliario urbano y en varios árboles de la localidad.

El Gobierno francés ordenó el despliegue de 300 soldados y de dos helicópteros militares para patrullar la localidad.

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