La izquierda abertzale acusa al PNV de atacar el modelo festivo popular
Representantes de la izquierda abertzale acusaron ayer al PNV de emplear la última ordenanza de txosnas propuesta por Eudel a los ayuntamientos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa para «atacar el arraigado modelo festivo existente en este país». Los electos aseguraron que la asociación que preside el jeltzale Jokin Bildarratz pretende convertir a consistorios y comisiones de fiestas «en cómplices y verdugos de la censura y del recorte de la libertad de expresión».
Agustín GOIKOETXEA
La izquierda abertzale eligió ayer las escalinatas del Consistorio bilbaino para dar a conocer la lectura política que hace de la ordenanza impulsada por Eudel para regular las fiestas populares y las txosnas; lo hizo allí para denunciar que el «estandarte principal del PNV» en esta batalla es su alcalde, Iñaki Azkuna. El electo bilbaino Borja Sarrionandia, el edil baracaldés Txiki Castaños y su homónimo de Durango Ritxar Alberdi fueron quienes informaron de la reflexión independentista a un nutrido grupo de medios de comunicación que acudieron a la cita.
«Si algo tenemos claro es que detrás de esta ordenanza lo que se esconde es una inequívoca intención de atacar el arraigado modelo festivo existente en este país. Este modelo festivo altruista, popular, euskaldun y paritario, abierto a toda la ciudadanía, es decir plural y que, a la vista está, tanto odia el PNV», manifestó Castaños en castellano. El corporativo de Barakaldo apostilló que la actitud jelkide es debido a que «se encuentran más cómodos en las fiestas que organizan las empresas de sus compañeros de partido».
El objetivo que se persigue con la ordenanza de Eudel, a juicio de la izquierda abertzale, es «única y exclusivamente» para que los alcaldes tengan la última palabra en los programas que conforman las comisiones, y para que sus integrantes sean los únicos responsables de las situaciones que se puedan crear allí. «Esa es una práctica conocida por todos y todas y que tiene un nombre muy, pero que muy concreto: censura», subrayaron.
Sarrionandia y Castaños incidieron en que detrás del impulso político a la ordenanza festiva «hay una clarísima ofensiva para borrar cualquier signo de solidaridad, reivindicación, mensaje y simbología (fotos, murales, etc) de la sociedad vasca. En esta estrategia -remarcaron los independentistas- Eudel quiere convertir a los ayuntamientos y a las comisiones de fiestas en cómplices y verdugos de la censura y del recorte de la libertad de expresión».
Una estrategia poco novedosa
La izquierda abertzale estima que la actitud beligerante de los jelkides no es nueva. «El PNV llevaba años detrás de reventar el modelo festivo, participativo y popular; años poniendo trabas. Y a día de hoy podemos decir, de manera inequívoca, que el PSOE le ha abierto el camino de par en par. El hasta ahora estandarte principal del PNV en contra de las fiestas populares, el señor Azkuna, ahora tiene como nuevos abanderados a algunos otros alcaldes del PNV de Bizkaia, con la ayuda inestimable del presidente de Eudel, Jokin Bildarraitz», resaltaron.
Ahí situaron la adaptación de las ordenanzas festivas o su creación en Plentzia, Getxo, Durango o Ondarroa, que desde la izquierda independentista creen que no son necesarias, al no haber motivos para su implantación. Frente a la apuesta jelkide, propusieron abrir debates y acordar las normas con las personas y organismos que trabajan «sin descanso» en torno a las fiestas.
«Queda claro que tras todo esto hay un ataque flagrante contra el modelo festivo, que lo quieren todo privatizado e institucionalizado, imposibilitar que la ciudadanía organice sus fiestas», manifestaron. Tal postura, en su opinión, iría en la línea del recorte de derechos «incesante» que vive Euskal Herria, cuyas primeras manifestaciones graves se vivieron en 2009 en localidades como Bilbo, Gernika o Lekeitio.
«Una vez más, el PNV nos muestra su cara más oscura, al más puro estilo `señor feudal' del `ordeno y mando' y si es desde los batzokis mejor aún», criticaron. «No es entendible que las instituciones que tienen que estar al servicio de los y las ciudadanas sean usadas en su contra. Una vez más -reiteraron- vuelve a quedar meridianamente claro cuál es el concepto que tiene el PNV de la democracia y de la participación».
Tampoco perdieron la ocasión para respaldar a aquellas personas y organismos que en los pueblos trabajan en favor de las fiestas, para lograr que éstas sean euskaldunes, plurales y paritarias, «porque desde los pueblos crearemos la Euskal Herria libre y más solidaria en la que soñamos».
La anécdota de la rueda de prensa la protagonizaron dos policías municipales a los que sus superiores ordenaron acudir para identificar a los representantes de la izquierda abertzale. Uno de los agentes les preguntó por si disponían de permiso, a lo que éstos respondieron que no era necesario. Entonces, el guardia aludió a la ordenanza del Uso del Espacio Público, lo que llevó a los electos independentistas a recordarle que esa normativa aún no está en vigor.
Ante esa respuesta, el policía municipal les dijo que la comparecencia ante la prensa era una concentración y que necesitaban autorización. Quienes habían convocado a los medios de comunicación tuvieron que volver a recordarle que no era una movilización, y que en caso de serlo, eran tan solo tres personas, por lo que la legislación al respecto no obliga a comunicarla. Ante la insistencia, el concejal de Barakaldo Txiki Castaños les dijo que si querían le identificasen a él, aunque les ahorró el trabajo haciéndolo él.
Desde la izquierda abertzale consideraron que el episodio no era sino la constatación del clima de persecución política que impulsa Azkuna. A.G.
La izquierda abertzale quiso destacar el papel «dinamizador» que ha adoptado el presidente de Eudel, el jeltzale Jokin Bildarratz, en el impulso a la implantación de la ordenanza en los consistorios de la CAV.
El precedente a la polémica normativa, aseguraron, fue la ilegalización de comidas populares, festivales, pregones y hasta campeonatos de futbito en numerosas localidades durante el verano de 2009.