GARA > Idatzia > Euskal Herria

El juego patológico es un escudo tras el que se esconden otros problemas familiares de mayor gravedad

Hoy en día se puede ser adicto a cualquier cosa. La vida social es tan estresante que la gente necesita algo con lo que evadirse, un espacio mental para olvidarse del día a día. Pero cuando la solución pasa a ser parte del problema, es el momento de pedir ayuda.

p016_f01.jpg

Nagore BELASTEGI

Las adicciones pueden ser tratadas desde el punto de vista médico o psicológico, ya que algunas afectan a la salud física, pero otras sólo a la mental. Una de ellas es la ludopatía, cuya adicción, en opinión de Miguel Garrido Fernández, profesor de la Universidad de Sevilla, no es más que un síntoma más de esta era de las adicciones. Garrido visitó Donostia para impartir una ponencia en torno a las jornadas de «Psicoterapia familiar y de pareja en la práctica técnica» en el marco de los cursos de verano de la UPV.

Para Garrido la vida es juego, y por eso el juego en sí no es un problema. En cambio, todo se complica cuando surge un descontrol y una dependencia, como en las demás adicciones. El profesor señaló que la ludopatía es un juego de adultos, donde se roba y se engaña. La adicción es una rueda de donde es difícil salir. Los afectados juegan para sentirse mejor y cuando pierden dinero vuelven a apostar para recuperarlo. Si deciden dejar de jugar se sienten mal e irritados (síndrome de abstinencia del juego) y al final vuelven a jugar. Con el tiempo pierden todo su dinero e intentan recuperarlo apostando el dinero que han robado o pedido a alguien, a menudo con mentiras.

A veces, en opinión del profesor Garrido, detrás de los problemas con el juego se esconden muchos problemas familiares de mayor calibre. Si en el entorno familiar se ha visto al juego como modo de aliviar tensiones, por ejemplo jugando a las cartas, los afectados pueden haberse sentido condicionados por esa situación, y haber acudido a los juegos de azar para dejar de lado sus problemas. Los juegos más adictivos son aquellos en los que la persona siente que tiene mayor control sobre los resultados y en el menor tiempo. Por ejemplo, en el bingo la gente está seria y permanece atenta, ya que el ganar no solo depende de los números que toquen, si no también de la atención que se le ponga. De esta manera, según señaló Garrido, se da una incapacidad de jugar cuando se está jugando.

Evitar la exposición al juego

Los adictos al juego empiezan a depender de él porque han estado expuestos o porque desde siempre han relacionado el juego con la facilidad para desconectar de los problemas, y aunque no todo el que juegue caiga en esta patología, la mejor forma de evitarla es prevenir males mayores en cuanto se presentan los primeros signos.

Los hombres suelen desarrollar la dependencia en la adolescencia, mientras que las mujeres lo hacen, generalmente, entre los 20 y los 40 años. Se encuentran más afectados en los núcleos urbanos que en el medio rural, ya que están más expuestos a los juegos de azar, ya sea mediante casinos, bingos, loterías o Internet. Precisamente, este último es el que está creando una nueva generación de jugadores dependientes.

Según Garrido, las adicciones están evitando las revoluciones, porque la gente está demasiado narcotizada como para luchar por sus derechos. Los ludópatas idealizan el juego como a un ser amado, y creen que con el van a conseguir la felicidad, y no se preocupan por nada más. La enfermedad se agrava cuando el sujeto es también adicto al alcohol o las drogas. El primer paso y el más importante para curarse es, como con otras adicciones, la aceptación del problema y la voluntad para superarlo, ya que cada uno es lo que quiere ser. Si además la familia está dispuesta a colaborar, estas patologías son mucho más fáciles de tratar.

A parte de esto, existen formas psicológicas y farmacológicas de curarse. Entre las primeras entran el psicoanálisis, las terapias reductoras de ansiedad y los grupos de apoyo basados en las reuniones de los Alcohólicos Anónimos, donde se reúnen los adictos para ayudarse entre ellos. Los placebos, los antagonistas opiáceos y los estabilizadores del ánimo forman parte de los tratamientos farmacológicos.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo