Las instalaciones municipales del número 31 de la calle Navarrería han sido remozadas para albergar un nuevo comedor social, el primero que corre a cargo del Ayuntamiento. Su objetivo, ayudar a las familias con menos recursos de todos los barrios de la ciudad, no sólo de Alde Zaharra. El precio por comer y cenar es simbólico, dos comidas por un euro al día: cincuenta céntimos cada menú.

La apertura del local esta semana ha resultado apresurada. Todo estaba listo, menos los comensales. Las tres trabajadoras que han sido contratadas para sacar adelante el comedor confiesan que los primeros días nadie ha acudido a comer.

Edurne Arana, responsable del comedor, asegura que cada vez más gente pasa por el local a interesarse y en busca de asesoramiento sobre cómo acceder a este servicio. «El primer día apareció una persona muy interesada. Al día siguiente volvió a pasarse, pero al ver tanto revuelo de prensa, salió huyendo», explica la responsable. Ocurrió el martes, cuando la alcaldesa, Yolanda Barcina, y el concejal de Bienestar Social de Iruñea, Francisco Javier Lorente, se pasearon por las instalaciones a sacarse la foto.

Mientras los políticos se felicitaban ante los medios, todas las raciones de comida preparada que se habían encargado fueron a la basura.

«Las personas que pueden hacer uso de este servicio son aquéllas con rentas muy bajas, gente sin paro ni subsidio o personas mayores con pensiones que no alcanzan para llegar a fin de mes», explica la responsable. Además, unas pocas plazas (un 5%) se han puesto en manos de Cruz Roja y Cáritas. Para poder acceder a este servicio municipal, se tiene que solicitar un pase en las Unidades de Barrio de los servicios sociales. Allá se valoran las condiciones económicas del solicitante y se entregan permisos para 6, 12, 24 y 72 días. Todos son renovables.

La falta de publicidad e información parece ser el motivo de que el comedor esté tardando tanto en arrancar como es debido, según comenta Arana. Al parecer, hasta el último momento no se ha dado a conocer cómo se consiguen los pases para comer por un euro.

Tres mujeres desempleadas han sido contratadas para organizar y encargarse del nuevo centro social. Arana, con 11 años de experiencia en hostelería, estaba apuntada a las listas del INEM; Yanaimi López, de origen cubano, logró el contrato tras realizar un curso en el Ayuntamiento. Por su parte, la tercera trabajadora había dejado su currículum en la Unidad de Barrio de Etxabakoitz. «La duración del contrato es de seis meses y renovable. También nos han dicho que si todo va bien, contratarán a una persona más», comentan las empleadas.

El comedor consta de 25 plazas, con previsión de realizar dos turnos de comidas. Así, la capacidad máxima es de 50 comidas y cenas diarias. No obstante, el servicio sólo funciona por las mañanas y las cenas se entregan a los usuarios para que se las lleven a casa.

El comedor no tiene cocina, sino que los platos se encargan a la empresa Jangarria. «De todo se ocupan desde el Ayuntamiento. Nos0tros lo facturamos como un menú normal, para adultos», explican desde Jangarria, que amplía así sus trabajo con los servicios sociales, ya que la empresa también se ocupa desde hace años de los menús del servicio de atención a domicilio de Iruñea, de los que se benefician aproximadamente un centenar de personas.

A la zaga de los pioneros

Patxi Lasa, responsable del París 365 (donde se dan comidas, cenas y desayunos también por un euro al día) se felicita por el hecho de que el Ayuntamiento se haya lanzado a repetir la idea. «Era más que necesario que los servicios sociales abrieran un comedor así. Nosotros nos lanzamos a hacerlo precisamente porque las autoridades no habían tomado cartas».

París 365 arrancó en junio del pasado año y ha atendido ya a mil personas. «La necesidad está ahí, cada vez es más patente. Hemos tenido listas de espera de hasta 70 personas, que quizá ahora también puedan comer por un euro», afirma Lasa. Esta iniciativa popular se sostiene gracias a tres cocineros, donaciones y una red de 200 voluntarios que va desde camareros hasta agricultores.