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Fede de los Ríos

Irak a sus pies, Marbella a los de su señora

 

Mientras la primera dama del mundo real, Michelle Obama, y su hija Sasha veranean en una parte del mundo virtual, Marbella, su esposo, el negro con alma blanca, ha declarado que sus marines latinoamericanos vestidos y armados como norteamericanos abandonarán Irak. Desactivadas las armas químicas de destrucción masiva; linchado, como en uno de sus westerns, el anterior jefe de Estado y desarrollada la democracia como forma de organización política ¿qué más pueden hacer por sus habitantes? No es hora de paternalismos. Es labor de los propios iraquíes el restablecer las vías de comunicación, la paz entre suníes y chiíes, la reconstrucción del país devastado por la acción humanitaria del amigo occidental. Al fin y al cabo jamás la población iraquí vivió con tanta libertad como la que ahora disfrutan, una vez liberados de Saddam Hussein. Pasaron los tiempos en los que el imperio se dedicaba a desarrollar infraestructuras o a la administración de los nuevos territorios coloniales como hicieran los romanos. Al estudio de las costumbres y las tradiciones del colonizado para su mejor control y explotación como los británicos, que para ello inventaron la antropología.

Para los norteamericanos el resto del mundo, lugar donde habitamos los otros mortales, carece de existencia real, objetiva. El mundo más allá de sus fronteras, y del que no tienen ni puta idea ni ganas de tenerla, constituye una especie de escenario donde satisfacer sus intereses (por cierto constatables y claramente objetivos, reales). Por ello deben ser defendidos por encima de cualquier contratiempo. El estilo de vida americano, «American way of life» lo llaman, es la moderna democracia con la que debemos colaborar. Para lo cual es necesario acabar con todo lo que pueda resultar un impedimento para su consecución, inclusive las posibles amenazas que el imperio considere, sean de gigantes o de molinos de viento. Lo destrozaron todo, asesinaron a todo el que pudiera resultar inasimilable y a todo el que se pusiera por medio, destruyeron los vínculos culturales de gentes con orígenes diversos, eso que llaman en Occidente pactos sociales, que no son sino otros relatos míticos, pero de igual importancia social. Todo lo jodieron y ahora que los pielrojas carecen de una sociedad estructurada, ellos, tranquilos por no ver amenazado su estilo de vida, controlado el petróleo, su energía, regresan a Fort Knox.

En Marbella, las autoridades, han enmoquetado hasta las calles en una nueva versión de «Bienvenido Míster Marshall». A Miss Obama, la señora del Jefe, hay que rendirle los honores y, tanto paisaje como paisanaje, deben estar a su servicio. ¿Aunque sea negra, preguntará más de un demócrata del PP? Sí, pero estadounidense, contestará algún demócrata socialista. Son cosas de la nueva democracia moderna. Une mucho a sus gentes.

Cambiará Irak, Marbella y lo que sea menester. Lo importante es que se sientan cómodos y no amenazados. Acordaros de Hiroshima. Hubo un tiempo en que hubo vencedores y vencidos, ahora todo parece reducirse a vendedores y vendidos.

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