El Comité Ejecutivo de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) no se reunirá hasta el próximo jueves, cuando podrían decidir si convocan huelga en el sector, que se celebraría a partir del 22 de agosto, según explicó ayer a Efe el secretario de comunicación de USCA, César Cabo.

En esa reunión decidirán si aceptan el arbitraje propuesto por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) o presentan ante la autoridad laboral el preaviso de huelga. Si lo hicieran ese mismo día, el paro no se podría celebrar hasta el domingo 22 de agosto.

Por su parte, el portavoz del USCA, Daniel Zamit, aseguró a Europa Press que han dado a AENA de plazo hasta mañana para que retome las negociaciones. Zamit afirmó que la huelga no se llevará a cabo mientras haya una negociación, pero que si AENA no vuelve a sentarse a negociar antes de mañana el Comité Ejecutivo confirmará la convocatoria de huelga. El portavoz de USCA criticó que AENA se haya tomado el fin de semana «de vacaciones» a pesar de que se habían alcanzado acuerdos en puntos importantes.

Retirar la convocatoria

Por el contrario el presidente de AENA, Juan Lema, subrayó que las negociaciones sólo se reanudarán si el sindicato retira la posibilidad de convocar una huelga. Lema coincidió en que el viernes se avanzó bastante para poder llegar a un acuerdo y añadió que en esa reunión AENA pidió que se retirara la amenaza de la huelga, pero finalmente, USCA dejó la decisión en manos de su comité ejecutivo. Por ello, urgió al sindicato a convocar al comité «hoy mismo» (por ayer) para desconvocar la huelga.

El presidente de AENA recordó que está dispuesto que se pueda recurrir a un arbitraje independiente.

Asimismo, aseguró, respecto a uno de los principales escollos para llegar a un acuerdo, que los controladores deben ajustar su salario a la jornada laboral, ya que lo que quieren «es ganar más y trabajar menos, porque piden rebajar la jornada a 1.370 horas, pero manteniendo una retribución media anual de 200.000 euros».

Por el contrario, el secretario de comunicación de USCA aseguró que en la negociación no están hablando de cuestiones salariales sino laborales. Cabo afirmó que «no hemos despreciado un salario de 200.000 euros. Lo que rechazamos es que no se nos digan las horas de trabajo que debemos cumplir».

Los principales puntos de fricción son la eliminación de los «servicios exprés», que implican «la absoluta e incondicional» disponibilidad de los controladores aéreos los 365 días del año, y la petición sindical de que se regulen los períodos de actividad y descanso.