El aire era irrespirable ayer en Moscú, lo que hizo huir a numerosos habitantes mientras que varios vuelos fueron anulados debido al humo provocado por el fuego que amenaza una base militar y contra el que las autoridades han decidido luchar las 24 horas del día.

Numerosos moscovitas se cubrían el rostro con mascarillas en el centro de Moscú, envuelto en un humo áspero que no dejaba ver el Kremlin, símbolo de la capital. Los coches circulaban en pleno día con los faros encendidos para intentar ver algo.

Los niveles de monóxido de carbono eran 6,6 veces superiores a lo recomendado, anunció un organismo de vigilancia.

Quienes pudieron abandonar la capital tomaron al asalto los aeropuertos, cuyo funcionamiento se vio alterado durante la jornada de ayer.

«Es infernal, todos los vuelos se han retrasado o anulado y hay miles de viajeros que esperan en medio de un calor sofocante y el humo, ya que los climatizadores no funcionan», relató a France Presse por teléfono un pasajero que esperaba un vuelo en el aeropuerto de Domededovo.

No se espera que el humo se disipe antes del miércoles.