Después de la avalancha humana de Duisburg, la policía se ve desbordada por los datos a revisar
220 denuncias contra la Policía, el Ayuntamiento de Duisburg y el organizador del Love Parade han registrado la Policía de Colonia y la Fiscalía dos semanas y media después de que murieran 21 personas en el «desfile del amor» en esta ciudad industrial alemana. Ambas instituciones anunciaron en una rueda de prensa que tuvo lugar ayer que la investigación seguía abierta.
Ingo NIEBEL
Los cinco fiscales y 83 agentes de la Policía de Colonia se enfrentan por un lado a un muro de silencio, sostenido por las partes involucradas en la catástrofe que culminó en 21 muertos y más de 500 heridos el 24 de julio en Duisburg. Por el otro, está el montón de material que los investigadores han de revisar en busca de pistas y pruebas que aclaren lo que ocurrió aquel sábado cuando un túnel se convirtió en una trampa mortal para una veintena de personas y en un lugar de horror para varios miles de amantes de la música tecno. Los investigadores han de rastrear un millar de informaciones, más 900 horas de material visual para averiguar quién es el responsable del desastre. «Diligencia y exactitud tienen prioridad ante la rápidez», dijo el fiscal supremo Rolf Haferkamp en una rueda de prensa que tuvo lugar ayer. No quiso decir cuándo las investigaciones podrían concluir.
La primera y única persona que ha reconocido su parte de la responsabilidad ha sido el sicólogo Carsten Wolter, cuyo deber consistía en dirigir junto con el servicio privado de seguridad del organizador y la Policía de Duisburg a los miles y miles de personas que iban a acudir a la fiesta. En una entrevista concedida al semanario «Der Spiegel», Wolter subraya que no colabora con la investigación acogiéndose a su derecho de no tener que autoinculparse. No obstante, sí quiere asumir su parte de la responsabilidad moral. De su relato se desprenden dos circunstancias: primero, el túnel era el problema fundamental, ya que servía tanto de entrada como de salida al lugar del Love Parade. Segundo, entre el policía, que estaba con él en la oficina provisional ubicada en un contenedor, y el mando policial, hubo un problema de comunicación porque sólo disponía de un teléfono móvil, pero no de una radio. Justamente cuando la situación se complicaba, la red de telefonía móvil se vino abajo, y hubo complicaciones para comunicarse con la Policía, recuerda Wolter. Estas declaraciones ponen en duda la versión ofrecida por el ministro de Interior, Ralf Jäger, que hace una semana culpó exclusivamente al organizador del evento, el empresario Rainer Schaller, de la tragedia.
Schaller mantiene el silencio. La única noticia que protagonizó fue su aparatoso accidente cuando convirtió en chatarra a su lujoso Lamborghini conduciendo demasiado rápido por una autopista mojada.
Sigue también en la clandestinidad el alcalde de Duisburg, Alfred Sauerland. Según unos documentos publicados por «Der Spiegel», fue el cristianodemócrata quien insistió en llevar al «desfile del amor» a su ciudad. Después de un ataque físico y una rueda de prensa, Sauerland ha desaparecido por completo. Ni siquiera ha participado en los distintos homenajes que se han ofrecido a las víctimas y a sus familiares. Ahora, varias iniciativas populares están recogiendo firmas para revocarle de su cargo. La ira de muchos ciudadanos es palpable en Duisburg porque la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha anunciado que tiene interés en mantener a Sauerland en su cargo. Desde el consistorio, el partido socialista Die Linke (La Izquierda) ha emprendido los pasos necesarios para que los concejales decidan el destino político del alcalde. La próxima reunión regular se celebrará el 4 de octubre.
Un mes antes, el 4 de setiembre, se inaugurará un gran cubo de cristal, situado al lado del Museo Municipal, que contendrá las cosas que, como muestra de luto y de homenaje, han sido colocadas en el túnel. Esta decisión la tomaron varias iniciativas junto con la administración local. Después, se abrirá de nuevo el paso subterráneo al tráfico automovilístico. Además, se piensa en colocar una placa en memoria a las víctimas en este lugar.