Tras las declaraciones contradictorias sobre la subida de impuestos que los últimos días han hecho los ministros españoles de Fomento, José Blanco, y de Economía y vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, ayer esta última quiso dar por zanjado el asunto, anunciando que los Presupuestos de 2011 no incluirán subida alguna de impuestos, si bien se podría hacer un pequeño ajuste que de momento ni se ha debatido en su Gobierno. Por tanto, además de la falta de concreción, se mantiene la falta de seriedad de un Gobierno que se reivindica de izquierdas, pero actúa con complejos frente al tradicional discurso de la derecha, contrario a cualquier subida de impuestos, especialmente si se aplicase una política fiscal equitativa que grave más a las rentas más altas y a las fortunas que se ven exentas de carga fiscal. Estas explicaciones, por otro lado, son parte de la labor pedagógica que cualquier gobierno de izquierdas debería llevar a cabo para que los ciudadanos sean conscientes de la necesidad y las ventajas de tener garantizados unos servicios públicos cuyos beneficios revertirían en su propia mejora. Sin embargo, al parecer, como manifestó Patxi López, miembro del partido que gobierna en Madrid, no se puede gravar a las grandes fortunas porque existe el riesgo de que se vayan. Ni son de izquierdas ni son serios.