Iñaki Lekuona Periodista
Fútbol, crisis y cintas de audio
El fútbol, como el sexo, se puede practicar compartiéndolo, o se puede disfrutar en solitario como espectador. Ambos pasatiempos, bien desempeñados, pueden proporcionar placer, pero sobre todo, gestionados como negocio, pueden mover millones.
En tiempos de crisis esa gran mentira a la que nos somete el mercado, el fútbol puede convertirse en fuente de riqueza para los más avezados. Es el caso de un antiguo médico de la selección francesa que, en medio de la orgía sadomasoquista abierta tras el fiasco de Sudáfrica, ha decidido sacar a relucir en un libro las partes pudendas de este deporte. Al seleccionador defenestrado, el médico le retrata como impotente, aunque eso a Raymond Domenech se la traerá floja una vez que cobre la millonaria indemnización por despido. Pero el médico, que seguramente espera recaudar otro tanto con la venta del libro, va más allá afirmando que análisis de sangre realizados a los campeones del mundo del 98 revelaron entonces tasas de hematocritos más altas de lo normal y que nadie dijo nada por una cuestión de Estado.
Verdad o mentira, poco importa. Es negocio. Aunque desde el punto de vista del nuevo entrenador, el fútbol es algo más. Entrevistado esta pasada semana en una radio francesa, Laurent Blanc, interrogado sobre el rol de seleccionador, declaró: «Escoger a los mejores jugadores para representar el país de la nación». Las cintas de audio pueden escucharse todavía en la web de la emisora. En ellas queda claro que, aunque algunos hagan ejercicio, el fútbol, como el sexo, es cualquier cosa menos deporte, y que en muchas ocasiones, como demostró el último mundial en España, tiene un uso meramente político. Por eso a otras naciones las dejan fuera de juego.