CRÍTICA cine
«El aprendiz de brujo»
Koldo LANDALUZE
El todopoderoso productor Jerry Bruckheimer parece que ha encontrado su particular coto de caza en las fechas veraniegas y tras la muy entretenida “Prince of Persia”, se ha sacado de su rebosante chistera este nuevo producto familiar con temática fantástica de por medio. Lo mejor de “El aprendiz de brujo” es que nadie parece habérsela tomado en serio; ni el curtido cineasta Jon Turteltaub ni, por supuesto, el dúo de magos antagónicos que interpretan unos divertidos Alfred Molina y un Nicolas Cage con peluca y a lo loco; en estado puro. Es en el consabido duelo entre el Mago Malo (Molina) y el Mago Bueno (Cage) donde se encuentran los mejores momentos de una película de consumo ultrápido y que parece haber sido urdida por algún fabricante de palomitas de maíz.
Poco novedoso podemos encontrarnos en una trama que versa sobre la batalla que se desarrolla en el Manhattan actual y que enfrenta a dos hechiceros. En mitad de este fuego cruzado, aparece un joven reclutado por el brujo bueno de la función el cual le iniciará en las artes del abracadabra. Su inicio engancha, el ritmo del montaje es trepidante -lo cual no evita que queden en evidencia las carencias del guión-, Monica Bellucci entra a escena y desaparece como por arte de mágica y algunos efectos especiales gozan de un buen acabado, pero este castillo de naipes se desmorona irremisiblemente en cuanto topamos con una estúpida relación sentimental entre la joven pareja protagonista que frena en seco el circense espectáculo que, hasta ese instante, nos proponían los creadores de “La búsqueda”. Esta relación sentimental, unida a que el crescendo se terminó en los primeros compases del filme, provocan una reiteración en la historia
Excesivamente dependiente del ruido y el fogonazo, cumple con los requisitos de un modelo cinematográfico en el cual no es excesivamente necesaria la imaginación y la complicidad del espectador. Aquí, de lo que se trata, es de asistir a un espectáculo de fuegos artificiales, comernos tranquilamente el helado y soltar una mueca de satisfacción en cuanto le quitan la correa a Cage.