El usurbildarra llegó el viernes a Melbourne para disputar el próximo domingo su tercer Mundial tras Plouay (2000) y Zolder (2002). Con la frescura que le da no haber podido disputar las dos grandes que figuraban en su programa, llega en un gran momento de forma tras ganar en el Tour de L'Ain, acabar cuarto en las clásicas de Donostia y Montreal y ser undécimo en Quebec.

¿Ha sido una temporada extraña al no correr ninguna grande?

A excepción de los dos primeros años de profesional, a partir del tercero, todos he corrido alguna grande. En ese sentido me resulta un poco raro y noto que llego más fresco y con más ganas al final de temporada. Una grande te gasta física y psicológicamente y me noto un poco raro por eso.

¿La mayor pena fue no poder disputar el Tour, que era su gran objetivo de la temporada y se quedó sin correrlo por culpa de una caída?

Sobre todo por eso, creo que llegaba bien, tenía muchas ilusiones depositadas en el Tour y todo se fue al traste. Ahora desde agosto estoy atravesando un estado de forma bastante aceptable. Por eso me queda ese mal sabor de boca.

Y también se quedó sin correr la Vuelta tras la sorprendente decisión de Unipublic de no invitar a su equipo a pesar de que iban a correr Leipheimer y Klöden...

La lista de nombres que iba a presentar el equipo era muy buena, con buenos corredores y con nombres. Además este año el equipo decidió no disputar el Giro para hacer bien Tour y Vuelta como únicas grandes. Luego te cambia todo y te enrarece la temporada. El equipo tenía unos planes y se fueron al traste. Es una decisión que tomaron ellos y contra eso no se puede hacer nada. No la comparto, pero hay que aceptarla. Tuvimos que buscar un calendario alternativo e improvisar todo en el último momento y estoy contento de cómo lo hemos superado.

Le ha dado la oportunidad de volver a saborear una victoria en el Tour de l'Ain diez años después de su triunfo en la Euskal Bizikleta.

Eso ha cambiado el mal sabor de boca de no ir al Tour. Cuando vi que no podía disputarlo lo pasé mal y todo esto lo arregla un poco y sales recompensado.

También Markel Irizar pudo estrenar su palmarés profesional...

Los dos trabajamos muy fuerte. Estuvimos entrenándonos en Pirineos, trabajamos duro y el trabajo da los frutos y los dos acabamos contentos por ello.

Ha demostrado un gran estado de forma desde agosto y llega bien al Mundial tras correr en América.

Llego bien. Desde que empecé a correr en la Clásica he corrido carreras de un día y dos vueltas por etapas y así es mucho más fácil mantener la forma en un período más largo. El estado de forma si corres una vuelta grande se acaba antes y no puedes llegar del todo bien. Después del Tour es complicado llegar bien a setiembre. Sin correr una grande me encuentro fresco, en las últimas dos carreras vi que estaba fuerte y he venido motivado con ganas de hacer bien el trabajo.

Viendo la selección española, puede ser uno de los hombres fuertes que se reserven para las últimas vueltas con algo de libertad...

No lo sé. Samuel llega muy bien, también están Luis León y Rubén Plaza... Sé que vengo a trabajar. No hemos hablado a fondo de la estrategia, luego ya veremos. Estoy para hacer el trabajo que me ponga el seleccionador. El recorrido es más duro de lo que se decía. En la primera parte hay unos 80 kilómetros llanos y se entra en un circuito al que se dan once vueltas y salen más de 2.000 metros de desnivel y eso me motiva porque se puede lucir más el trabajo de cada uno.

¿Ve al líder Óscar Freire capaz de ganar su cuarto Mundial?

Es especialista en llegar bien a los Mundiales. Se le ve muy tranquilo, está como si estuviera ante cualquier vuelta, parece que no está ante su gran objetivo. Tiene buena pinta. Quizás en la Vuelta había alguna duda, pero creo que llega bien para lograr su cuarto Mundial. Ningún corredor lo ha logrado antes, sería algo grande y estamos dispuestos a ayudarle.

¿Cómo ha sido el viaje y el proceso de aclimatación?

Salí el miércoles a Madrid para dormir allí y tomar el jueves al mediodía un vuelo a Bangkok. A las dos horas tomamos otro avión para Melbourne y estuvimos casi 24 horas de viaje. Por eso los tres primeros días en Australia son muy tranquilos para dejarle al cuerpo que asimile el cambio horario y que hemos estado dos días de viaje sin entrenarnos. Pero así estamos la mayoría, algunos ya tienen la experiencia de correr Down Under. Neil Stephens le ha dado consejos al seleccionador para ayudarnos en la aclimatación y lo más difícil es conciliar el sueño. Son ocho horas de diferencia horaria.