Con la lectura del palmarés, ya casi concluye su labor como director del festival. ¿Se despide con nostalgia?

Esta noche (por ayer), cuando arranque la proyección del filme de clausura, sí que podremos decir que casi ha acabado esta edición. Pero no tengo ninguna nostalgia, la decisión estaba ya tomada hace mucho tiempo, estaba muy reflexionada, y no he dudado en ningún momento. Estoy muy satisfecho de que el relevo se realice de forma ordenada y de que sea José Luis Rebordinos el que vaya a sustituirme, por lo que no tengo ningún motivo para estar nostálgico. Espero continuar alrededor del festival y echar siempre una mano en lo que pueda.

¿Qué valoración hace del palmarés oficial?

Nosotros seleccionamos una serie de películas y elegimos a un jurado. En el momento en que seleccionamos las películas, cualquiera de ellas puede ser candidata a ganar cualquiera de los premios. El jurado ha tomado las decisiones que ha tomado con total libertad, y eso merece un respeto.

Ha habido críticas en el sentido de que la Sección Oficial no ha estado a la altura de los últimos años. ¿Está de acuerdo?

No estoy de acuerdo con esas declaraciones, pero eso me imagino que es cuestión de valoraciones. Sí que advertí desde el principio que todas las películas que competían por los premios, de alguna forma, tenían un perfil muy diferente, eran muy diversas. Buscar una película que consiguiese esa unanimidad, como ha pasado en otras ocasiones, en esta edición lo veía quizás un poco más difícil, pero quizá era una selección más arriesgada, más osada, con unas propuestas a veces más radicales, por lo que sabes que, cuando das ese paso, la unanimidad no la vas a conseguir.

Se dice que el festival es una combinación de cine y de estrellas. ¿Cree que en esta edición ha faltado el glamour?

Creo que ha habido un glamour que ha apabullado todo el resto del glamour. La presencia de Julia Roberts de por sí brilla con una luz muy grande, pero tampoco me limitaría a eso. Dije que habría un glamour atípico en el mundo del cine, pero que finalmente no dejan de ser grandes figuras mediáticas como Norman Foster o tantas personas que nos hayan ido visitado. El hecho de que el ganador de la Concha de Oro, Peter Mullan, dejase por unas horas el rodaje que está llevando a cabo con Steven Spielberg para venir a Donostia forma también parte del glamour. El glamour tiene que venir acompañando las películas. Creo que no se puede hablar de falta de glamour cuando hemos tenido actores de la talla de Bruno Ganz y tantos otros que han venido a acompañar a sus películas.

¿Hay alguna estrella cinematográfica que le hubiera gustado que visitara Zinemaldia a lo largo de estos años?

Yo he mencionado fundamentalmente a alguien que ha estado muy cerca en un par de ocasiones y no ha podido venir, pero espero que sea una realidad posible: es Jack Nicholson. Muchas veces he dicho que conseguir que algún actor o actriz acepte recibir el premio Donostia es tarea de años y, en principio, no cesaré en mi empeño.

¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento que ha vivido en estos últimos diez años?

Ha habido muchos y destacar uno creo que sería injusto. Por citar uno, me hizo mucha ilusión conseguir que Meryl Streep viniese a Donostia. Y, en cuanto a lo peor, cuando se produce ese desencuentro cuando el comité de selección selecciona una película y la presenta es obviamente porque deseas todo lo mejor para ella. Quieres que obtenga el respaldo del público y de la crítica, deseas que sea vendida, que tenga una respuesta comercial... Mis peores momentos están relacionados con esos momentos. Cuando una película es pateada y no tiene una buena acogida, evidentemente, es un motivo de tristeza.

¿Cómo definiría a José Luis Rebordinos?

En primer lugar, como un amigo que conoce muy bien este negocio. Lleva quince años en el comité de dirección del festival, además tiene una sobrada experienciea en la dirección de otros certámenes como el de Derechos Humanos y el de terror, y realmente creo que tiene la preparación y conocimientos suficientes para dirigir el festival.

¿Le ha dado algún consejo?

Aunque en un principio siempre dije que no iba a ejercer de Pepito Grillo y que jamás iba a estar detrás de él diciéndole lo que debía o no debía hacer, le dije simplemente una cosa; que tenga paciencia para marcar su impronta. Creo que tiene muchos años por delante. Que no tenga prisa, que analice bien lo que se hace, lo que crea que es mejorable que lo cambie, pero que lo haga todo después de una reflexión. Y creo que fue un consejo totalmente estéril, porque, según lo que me dijo, ésa era su intención.