La clausura escenificó el paso de la «era Olaciregui» a la de Rebordinos
«Neds» figurará en adelante en la historia de Zinemaldia entre las películas premiadas con la Concha de Oro y su protagonista, Connor McCarron, será recordado como Mejor Actor de la 58 edición, al igual que la catalana Nora Navas («Pa Negre»). La diversidad de las películas a concurso quedó reflejada en el palmarés, que no coincidió con las quinielas. Esta también ha sido la edición del adiós de Mikel Olaciregui y la de anoche, la gala de su emocionado adiós.
A.EREÑAGA-A.KAMIO | DONOSTIA
Como colofón de un década como director del Festival Internacional de Cine de Donostia, cargo que asumió desde su anterior puesto de gerente, anoche y sobre el escenario del auditorio del Kursaal, Mikel Olaciregui dijo adiós a un festival por el que siente «mucho amor y pasión», como destacó su sucesor en el cargo, José Luis Rebordinos. Emocionados, como no puede ser de otra forma, el director saliente y el entrante -Rebordinos «tomará posesión» del cargo en enero del año próximo, aunque en esta edición ya ha ejercido de codirector-, fueron los encargados de cerrar la gala con la que se clausuró una edición de transición en todos los sentidos. Con el fantasma de la crisis y los drásticos recortes económicos anunciados por Ignasi Guardans, director general del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales, la 58 edición del Festival Internacional de Cine de Donostia supondrá un antes y un después en la historia del certamen.
Un antes con un Mikel Olaciregui que sustituyó a su vez a Diego Galán al frente del festival hace diez años, y un después con un José Luis Rebordinos que, pese a todo, está muy estrechamente ligado al equipo de Olaciregui: como recordó ayer, cinco años estuvo en la etapa de Diego Galán y toda la década de Olaciregui en el comité de selección. El nuevo director intentó hacer una semblanza de su antecesor, aunque lo cierto es que parecía que a ratos le vencía la emoción. Habló del amor de Olaciregui por el cine norteamericano, tanto hacia los clásicos como hacia el más actual, de las numerosas estrellas que han pasado por el festival durante su etapa -Woody Allen en dos ocasiones, Jessica Lange, Brad Pitt...- y, tras agradecer que se hubiese «desnudado» ante él en todo lo referente a la organización del festival, quiso darle públicamente las gracias «como director, por lo que me ha enseñado, y a Mikel como amigo».
«El mejor premio»
Su llegada puso al público en pie, no en vano es una persona muy querida en la ciudad y por quienes tienen relación con el festival. Y Mikel Olaciregui afirmó que «se me ha dado el mejor premio que me han dado nunca: 18 años en este festival». Tras destacar que «el público es el gran patrimonio de este festival», lanzó una petición a las instituciones y a los patrocinadores para que sigan apoyando económicamente al certamen.
Sin duda, el todavía director de Zinemaldia se convirtió en protagonista de la gala con la que se clausuró una edición del Zinemaldia en la que, como viene siendo habitual, el palmarés no coincidió con las quinielas barajadas por la crítica. Y si fue la gala de Olaciregui y también lo fue de las madres, a la vista de que la mayoría de los premiados recordaron a sus respectivas madres en el apartado de los agradecimientos. Hubo emoción en el equipo colombiano de «Los colores de la montaña» -«en Colombia estamos curando nuestras heridas gracias al cine», apuntó un productor- y también por parte del actor mexicano Diego Luna, quien, cn su debut detrás de la cámara, hizo doblete con «Abel», al obtener el premio Horizontes y el de la Juventud. Luna, quien llegó in extremis a la gala -tras veinte horas de vuelo, cuando comenzó la ceremonia todavía estaba pasando Itziar-, recordó que su «Abel» se estrena este viernes próximo y que su galardón en Donostia lo dejará «marcado».
Más austeros, entre los premiados de la Sección oficial fueron estuvieron quienes mostraron su «amor por esta ciudad, por la playa, por los tapas-bar...», como el noruego Ben Hammer -premio al Mejor Guión-; quienes intentaron hablar en euskara, como la actriz catalana Nora Navas, o quienes, como el veterano Raúl Ruiz, quisieron agradecer con una divertida nota, leída por los protagonistas de su «Misterios de Lisboa», la ayuda de su equipo hacia un «cineasta de otro siglo». La gala dio para anécdotas, como el olvido del cineasta y actor escocés Peter Mullan, a quien le tuvieron que recordar que tenía que abrir el estuche para que le pudieran fotografiar con la Concha de Oro obtenida con su excelente «Neds».
Diversidad en todo
Este año, Zinemaldia ha sido el festival de las miradas diversas, pero también lo ha sido de opiniones diferentes. La Concha de Oro para «Neds» quizás no encajó en las quinielas, pero lo cierto es que la diversidad en la selección de las películas ha dejado un abanico amplio de premiados. En «Neds», Mullan se traslada a la Escocia de los años 70, donde los enfrentamientos violentos entre diferntes grupos de jóvenes están a la orden del día. Connor McCarron -Concha de Plata como Mejor Actor- es uno de ellos. A pesar de ser un ejemplar estudiante, se aparta de su talento intelectual para integrarse en una de esas pandillas con el fin de huir del mal ambiente de su casa, contaminado por la presencia de su padre, un alcohólico que apenas mantiene relación con los miembros del clan.
Presencia catalana
La producción catalana «Pa Negre», dirigida por el mallorquín Agustí Villaronga, fue una de las películas que más gustó. Sin embargo, su recorrido por Zinemaldia se asemeja al que tuvo el año pasado la argentina «El secreto de sus ojos» (Juan José Campanella), que, a pesar de ser la favorita entre el público y la crítica, finalmente no figuró en el palmarés oficial. En este caso, sin embargo, la actriz Nora Navas ha sido quien ha cambiado el rumbo de este viaje, siendo nombrada mejor actriz. Su interpretación fue destacada por los especialistas y en ello le ayuda su papel de madre e incansable trabajadora en los años de posguerra. Villaronga, no obstante, no quiso únicamente centrarse en el contexto político de la época, sino que buscaba analizar a una familia cuyos miembros esconden la realidad a sus hijos a través de la mentira.
El premio especial del jurado también fue a parar a manos de una producción catalana, «Elisa K», por «su forma de retratar la violencia a la que se ven expuestos los inocentes en la vida cotidiana», según leyó el presidente del jurado, Goran Paskaljevic. En la película, Elisa (interpretada por Aina Clotet) descubre catorce años después que de pequeña sufrió abusos sexuales por parte de un amigo de su padre. Durante ese tiempo, Elisa no recuerda lo que ocurrió, a causa del shock, pero su vida cambia cuando ata hilos y recuerda que fue violada por un hombre que le ofrecía una pulsera de plata para que no hablara. El jurado también dedicó una mención especial a «La Mezquita», del marroquí Daoud Aoulad-Syad, «por la simplicidad de una historia que esconde lo complejo».
El portugués Raúl Ruiz fue galardonado con la Concha de Plata al Mejor Director por «Misterios de Lisboa», una película de más de cuatro horas de duración bien recibida por la crítica.
La única representación vasca en la Sección Oficial, «Aita», también resultó premiada. El catalán Jimmy Gimferrer recibió el premio del jurado a la Mejor Fotografía, por su labor en una película en la que destaca su parsimonioso ritmo, casi oteizano, que invita al espectador a observar con mayor precisión lo que recogen las imágenes.
El galardón dedicado al mejor guión de este festival fue a parar a manos del director Bent Hamer por «Home for Christmas», donde personajes que representan una amplia gama de edades y clases sociales se entrecruzan, mezclando el humor con la tragedia, la ternura con la desesperación, abiertos al perdón y a la esperanza. Las diferentes historias tocan todos los aspectos de la convivencia y exploran el amor a cualquier edad y en todas sus fases, desde el nacimiento a la muerte.
Entre los directores noveles, Carlos César Arbeláez destacó entre los demás con su película «Los colores de la montaña», proyectada en Zabaltegi. La ópera prima de Diego Luna, «Abel», ganó el premio Horizontes y también el de la Juventud; un galardón decidido por un jurado formado por 350 jóvenes de todo el mundo .
La preferida del público fue la excelente «Barney's Version», de Richard R. Lewis, mientras que la crítica internacional otorgó el premio Fipresci al documental «Genpin», de la directora japonesa Naomi Kawas. El anuncio de su galardón por parte del jurado en su comparecencia ante la prensa fue recibido sorpresivamente con algunos abucheos por parte de los periodistas .
José Luis Rebordinos, el director entrante, y Mikel Olaciregui se fundieron en un abrazo sobre el escenario en una gala de clausura en la que, el todavía director de Zinemaldia, se convirtió en el gran protagonista de la noche.
Diego Luna llegó «in extremis» a la gala, al cabo de veinte horas de viaje. Según explicó Olaciregui, cuando comenzó la gala, el actor y director mexicano todavía estaba en Itziar. Peter Mullan abandonó el rodaje con Spielberg para recibir su Concha de Oro.
Fue la gala de las madres. La mayoría de los galardonados dedicaron el premio a sus progenitoras o incluso a las madres de sus hijos, como realizó Diego Luna quien, por cierto, recordó que su película se estrena en las salas comerciales este viernes.