La Sección Oficial de este año ha ido de menos a más y, al final, se ha logrado salvar una edición muy complicada. Todos los grandes festivales, sin excepción, han notado la crisis de manera muy acentuada. Ante semejante panorama, el Donostia Zinemaldia ha salido mejor parado de lo que cabía esperar, por lo que Mikel Olaciregui puede despedirse con la satisfacción del principal objetivo cumplido.

Sobre el palmarés, tengo que decir que resulta positivo, puesto que Peter Mullan es un cineasta con nombre que ya ha triunfado en la Mostra de Venecia. Siempre he defendido que la Concha de Oro debe ir a parar a películas que luzcan ese premio en su distribución internacional y «Neds» es un título que va a alcanzar mucha repercusión. Golem ha tenido un enorme acierto al adquirir los derechos para nuestro mercado, más ahora que podrán imprimir en el cartel las dos Conchas: la segunda es de Plata y va para el joven Connor McCarron como Mejor Actor, lo que me parece totalmente merecido. También es justo que se reconozca a Nora Novas como Mejor Actriz, aunque el premio debería ser extensible a todo el reparto femenino de «Pa Negre», sobre todo a la niña Marina Comas. Es lógico que al cineasta Agustí Villaronga le sepa a poco, cuando ya se veía favorito en todas las quinielas. Mejor parado ha salido el chileno Raúl Ruiz, que se lleva con justicia el premio de Mejor Director gracias a «Misterios de Lisboa». Creo que otro acierto ha sido la concesión del de Mejor Fotografía a Jimmy Gimferrer por «Aita». Y, finalmente, suscribo el Fipresci de la crítica internacional para la japonesa Naomi Kawase por «Genpin».

La ausencia del cine sudamericano en el palmarés de la Sección Oficial se compensa con lo obtenido en otras secciones mediante la pujanza de sus películas. Hay que destacar el doblete de la ópera prima del mexicano Diego Luna «Abel», ganando Horizontes Latinos y el Premio de la Juventud. Además, el colombiano Carlos César Arbeláez se ha llevado Nuevos Realizadores con «Los colores de la montaña».