Tras el nombramiento de un fiscal que investigará tanto las acusaciones españolas como la opción de que Xabier Atristain y Juan Carlos Besance hayan sido torturados, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, descalificó ayer las acusaciones españolas. Lo hizo además en el ámbito internacional, durante una visita oficial a Moscú.

Allí, el mandatario venezolano se quejó de que «se pretende convencer al mundo de que en Venezuela hay un campo de entrenamiento de terroristas y se presentan supuestas pruebas y unas declaraciones de unos supuestos terroristas arrepentidos», dijo irónicamente sobre Atristain y Besance. En su día, el Embajador venezolano en Madrid ya puso en duda que hubieran declarado voluntariamente.

El líder boliviarano ubicó la actuación de la Audiencia Nacional española en un ataque «permanente, sistemático y bien orquestado» que atribuyó a «la extrema derecha europea, y sobre todo la española».

Antes de salir de su país, Chávez dijo también sobre estas acusaciones que «a palabras necias, oídos sordos». Horas antes, el presidente de la Audiencia Nacional y el fiscal general del Estado le habían emplazado a entregar al vasco Arturo Cubillas o a juzgarlo allí.

Protesta de la AVT

En este contexto, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) trató de presionar al Ejecutivo de Caracas con una concentración celebrada ayer tarde ante la sede de su Embajada en Madrid.

El PP, por su parte, llevará el tema al Congreso por segunda semana consecutiva, aunque ahora de modo más explícito. Ha presentado una moción para su debate en el próximo Pleno en la que se insta al Gobierno de Zapatero a «exigir a las autoridades venezolanas la ejecución inmediata de la orden de busca y captura contra el terrorista Arturo Cubillas, para su puesta a disposición de la Audiencia Nacional».

La fiscal general venezolana, Luisa Ortega, por su parte, recalcó que su país no extraditará a Cubillas porque tiene su nacionalidad, pero recordó que sí están investigando el caso y todo lo que le rodea.