La tierra y los sentimientos son el nexo común que, de una u otra forma, conceptualiza el doble cedé «Euskal Herriko lur maitea» que la discográfica Elkar presentó ayer por la mañana en Donostia y en Bilbo por la tarde, donde el acto concluyó con una serie de canciones interpretadas por cada uno de los asistentes.

Según Anjel Valdés, «el disco quiere entorchar, alrededor de su eje, cuarenta canciones sumamente evocadoras que pertenecen a nuestra memoria histórica de los años 70 (sobre todo). La temática principal (sin dejar la identidad de un lado) es la tierra. Pienso que junto con el amor, es el tema más recurrente y utilizado en la canción popular. Si tienes tierra y amor, seguramente vives tranquilo, y la tranquilidad es la antesala de la felicidad, utopía hacia la que nos dirigimos, pero que nunca alcanzamos, algo así como el horizonte», dice.

«Bizkaia maite», de Benito Lertxundi, «Ez dut bilatzen», de Pantxoa eta Peio, «Gaztelugatxe», de Oskorri, «Brodatzen ari nintzen», de los muy apreciados internacionalmente Haizea, «Guk euskaraz», de Urko, «Erribehera», de Erramun Martikorena, «Maiteak galdegin zautan», de Imanol, «Laster laster», de Gontzal Menbil eta Xeberri, «Festako agua», de Lourdes Iriondo, «Ez naiz espazioa», de Txomin Artola, «Maria Solt eta Kastero», de Benito Lertxundi, «Poeta horiek», de Xabier Lete, «Gure bazterrak», de Mikel Laboa, «Telebista», de Errobi, «Nire furgoi beltza», de Ruper Ordorika... son parte de la extensa lista de canciones e intérpretes. Un compendio que provocará las ganas de cantar a los veteranos y un documento que puede servir para que el público más joven conozca parte del pasado musical de Euskal Herria, los días en los que el folk, la canción tradicional y la canción de autor recorrían plazas y calles de igual modo que hoy lo hace el rock, el rap, el pop o el puñado de valientes que continúan en solitario el legado de todos esos nombres y tonadas.

«El amor a la tierra que nos ha visto nacer o nos ha ayudado a crecer, es un concepto aglutinador», precisa Valdés, quien añade que ese motivo puede llegar incluso a limar las diferencias entre las gentes del mismo pueblo. «El disco no es visionario ni por supuesto, mesiánico, simplemente presenta canciones que en otras épocas ya nos han unido, temas que han servido para aglutinar personas alrededor de un territorio y una lengua. Canciones que valen para seguir construyendo nuestro sueño, ese que nunca acaba de formarse, pero que viene desde siempre», concluye.

Estitxu/Naia

No está en el disco Naia Robles-Arangiz, pero sí su tía Estitxu, fallecida a finales de los ochenta. Naia es también cantante y ya publicó un disco en Ipar Euskal Herria de homenaje a Estitxu, «Eztitasuna». Ella ha sido también parte de las ruedas de prensa. «He querido contar con Estitxu por medio de la voz de su sobrina directa Naia Robles-Aranguiz, hija de Iker (hermano de Estitxu). Ellas cantaron juntas muchas veces en la última época de Estitxu y cuando esta murió se truncó una carrera bonita, ya que ambas tenían intención de seguir juntas. La voz de Naia es igual a la de Estitxu y su candidez, seguramente también», matiza Anjel Valdés.

El disco ya está en la calle, pero falta el concierto presentación que el 27 de noviembre se celebrará en el palacio Euskalduna de Bilbo y que abrirá Naia con la sensual «Agur Maria».