Uno de los argumentos más peregrinos que emplean jueces y fiscales para encarcelar a la gente antes de juicio, es decir, sin que se haya probado ningún delito, es el de la manida «alarma social», un término tan difuso que sirve lo mismo para un roto que para un descosido. Y un concepto, además, que se puede «construir» desde los medios interesados.

Ayer «La Razón» abría su portada con un sonoro titular: «La Audiencia dejó ir a Francia a una colaboradora de ETA para cruzar a su perra». Intrigada, me adentré en la lectura del caso -al que dedicaban incluso un editorial-, y resulta que se trata de Jaione Intxaurraga, procesada en el sumario de Batasuna y que pidió permiso «para desplazarse al criadero canino de Randonnees de la localidad francesa de Ste-Cérotte para llevar a su perra para `cruzarla' (...) ya que cría perros de competición». Hasta ahí la escandalera. Luego reconoce que Intxaurraga fue a ese criadero, esperó a que cruzaran a su perra y regresó a su casa. O sea, que como reconoce «La Razón», «cumplió con las medidas».

Pues además del editorial en el que se denunciaba «la preocupante liberalidad con la que se están otorgando permisos a etarras y batasunos», el ex director del rotativo José Antonio Vera nos regalaba una pieza de antología. Vera olvida que Intxaurraga está en libertad y alza su protesta: «Tampoco es sólo el temor a que escapen, que por supuesto, sino el hecho de que se pueda estar dando mejor trato a los etarras que a otros reclusos menos gloriosos». O sea que las presas y presos políticos vascos son unos privilegiados. ¡Hace falta valor!

Y a la falacia le sigue la obscenidad: «a un servidor le parece fenomenal que Intxaurraga, en prisión por su presunta colaboración con ETA, sea partidaria de aminorar la pureza de la raza perruna vasca mezclándola con un vulgar perro francés. Las `txakurras' euskaldunas son definidas por cierta literatura en euskera como `rústicas, neolíticas, territoriales y algo cerdosas'. Razón de más para aficionarlas al apareo multiétnico, hoy tan de moda. Aunque no sé muy bien que pensaría de todo esto Sabino Arana». Y digo yo si no sería mejor que alguno se dedicara a aparearse en lugar de escribir melonadas.