La Real Sociedad y el Ayuntamiento de Donostia firmaron ayer por la tarde el convenio que abre el largo camino para la remodelación de Anoeta y que implicará, entre otras muchas cosas, la eliminación de las pistas de atletismo y un incremento considerable en su aforo. Este convenio, unido a los cambios que se aprobarán próximamente en el Plan General de Urbanismo, dará pie a un concurso público que permitiría a la Real disponer de la infraestructura en régimen de usufructo y poder ejecutar todas las obras.

El alcalde de Donostia, Odón Elorza, y el presidente de la Real, Jokin Aperribay, se congratularon de un paso «necesario» para hacer posible el nuevo Anoeta. «Con este convenio el Ayuntamiento llega casi al final de su recorrido. Cedemos el suelo, damos los permisos y modificamos el plan urbanístico. A partir de ahora, esperemos que la Real consiga la financiación que se merece para ganar el concurso y, en su caso, ejecutar el proyecto», afirmó un Elorza que aprovechó la ocasión para pedir al lehendakari Patxi López que aporte «la misma cantidad de dinero en proporción» al aprobado para San Mames Barria.

Jokin Aperribay, por su parte, agradeció la colaboración del Ayuntamiento y adelantó que a partir de ahora el club se centrará en encontrar la financiación adecuada para su proyecto, un paso que «no hubiera sido posible» sin la firma del citado convenio. En ese sentido, tanto Elorza como Aperribay insistieron en el «modelo Bilbao» -en referencia a la participación de Lakua, Diputación, BBK y Athletic para construir el nuevo campo- como el camino a seguir. Sobre posibles competidores en el concurso, Aperribay espera que no se presente nadie más, pero aseguró que trabajarán para que su proyecto sea «sólido» y, por tanto, elegido en cualquier caso.

El Mundial como condición

No obstante, todos esos cambios dependen, en un principio, de que la candidatura ibérica España-Portugal sea elegida como sede del Mundial 2018, o del 2022 en su defecto, y de que Donostia sea escogida a su vez como subsede del evento. La FIFA dará a conocer las candidaturas finalmente agraciadas el 12 de diciembre en Zúrich.

El presidente de la Real dejó claro que, hasta la fecha, esa ha sido «una condición sine qua non» en todas las negociaciones que se han llevado a cabo con las distintas instituciones, y quiso explicar el porqué. «Hay que tener en cuenta que las primeras conversaciones serias sobre la posibilidad de remodelar Anoeta se dieron en febrero-marzo del presente año, en un contexto en el que nuestro club no pasaba por sus mejores momentos y en el que la situación económica no era la más favorable. Pero consideramos que la posibilidad que nos ofrecía el Mundial era un tren que no podíamos dejar escapar».

No obstante, y en caso de que la baza del Mundial fallara, podría haber algún resquicio para remodelar Anoeta. «No somos nadie para modificar las condiciones pactadas, pero intentaríamos hablar. Ahora, con una situación deportiva y económica más holgada que la de hace unos meses, se podría cambiar un poco el planteamiento. De todos modos, habría que abordar algunos temas, como el aforo. A lo mejor no haría falta llegar a los 40.000 asientos -mínimo establecido para acoger partidos del Mundial- y bastaría con 37.000, por ejemplo, por que cada asiento de más supone mayores gastos». Además, el presidente realista insistió en que quitar las pistas y aumentar el aforo es un tema estructural, porque «dotar de infraestructuras al club es muy importante para asegurar la estabilidad».

Asimismo, Jokin Aperribay quiso remarcar su compromiso de que «la transparencia será total» durante el proceso. «Somos conscientes de que pedir dinero a las instituciones públicas y financieras sin dar nada a cambio no era lógico. Por eso hablamos del aprovechamiento de los espacios públicos como contraprestación -se prevé la construcción de cuatro torres para uso terciario que se cedería a las instituciones implicadas-. Queremos escapar de cualquier actuación especulativa».

Y es que en la capital guipuzcoana todavía se recuerda la polémica creada en su día con el proyecto de Gipuzkoarena, presentado por la Junta del ex presidente José Luis Astiazaran. Preguntado respecto a las diferencias entre aquella propuesta y la que se pone en marcha ahora, Odón Elorza enumeró hasta cinco razones por las que cambiar de opinión: «Se ha encontrado la fórmula legal para que la Real afronte el proyecto con todas las consecuencias, se trata de una reforma con un volumen mucho más razonable, se dibuja una financiación lógica visto lo que ha sucedido en Bilbo, la proximidad de un Mundial y la certeza de que España será sede, y la existencia de un clamor de la afición ante el que es mejor no hacerse el sordo».