José Luis Elkoro abandonó ayer en torno a las 13.30 la prisión de Martutene, en la que permanecía encarcelado desde el 6 de agosto tras ser trasladado desde la cárcel palentina de Dueñas. En el exterior aguardaban al histórico militante abertzale varios familiares, a los que la víspera se les comunicó que, dado su delicado estado de salud, se le decretaba prisión atenuada, con restrictivas condiciones de vida. También se les advertía de que no informaran de la decisión.

Poco después de haber abrazado a su padre, Paulo Elkoro indicaba que le había encontrado bien, «fuerte física y sicológicamente». La familia llevaba semanas esperando una respuesta a sus sucesivas peticiones de puesta en libertad, dado que el veterano independentista precisa de atención médica y terapéutica en el tratamiento del cáncer de próstata que le fue diagnosticado en pleno juicio por el sumario 18/98.

Finalmente, Elkoro dejó atrás al mediodía de ayer los muros de Martutene, aunque soportará restrictivas medidas de control, incluida una pulsera telemática. Además, tal y como informaron desde el movimiento pro amnistía, tendrá la obligación de estar en su domicilio de las 13.00 a las 8.00 y solicitar autorización a la cárcel de cualquier salida de su casa que no esté previamente programada. Asimismo, tiene totalmente prohibido participar directa o indirectamente en cualquier acti- vidad política, y semanalmente deberá acudir a la prisión a firmar. Aralar lo criticó.

Con José Luis Elkoro ya son ocho los presos políticos vascos bajo el régimen de prisión atenuada. Los otros siete represaliados bajo estrictas medidas de control son José Luis Rego Vidal, Mikel Ibáñez, Marilo Gorostiaga, Mikel Gil, Belén González, Anjel Figueroa y Bautista Barandalla. Desde el movimiento pro amnistía se denunció que, en la actualidad, hay otros seis ciudadanos vascos encarcelados a pesar de que padecen enfermedades como cáncer y esquizofrenia.

Tras la denuncia pública por la grave conculcación de derechos que supone mantener a estos seis presos políticos vascos en prisión, saludaron el retorno del histórico militante abertzale a su casa, resaltando que ello ha sido posible gracias a la iniciativa popular desplegada en Bergara para conseguir tal fin. Por ello, subrayaron que el único modo que hay de hacer frente a las vulneraciones de derechos básicos de los represaliados es la presión ciudadana.

La izquierda abertzale, que recibió «con gran alegría» la noticia del excarcelamiento del histórico independentista, remar- có, a través de un comunicado, que «el tesón demostrado por los y las bergararras y por miles de personas reivindicando su liberación ha sido una de las claves de su salida». Hicieron mención especial a la plataforma ``Mugituko da'', que se ha encargado estos últimos meses de canalizar las peticiones de excarcelación.

Dentro de esta dinámica popular, en febrero, por ejemplo, personas que ocuparon cargos públicos en las tres últimas décadas en el Consistorio de Bergara se unieron, por encima de siglas políticas, para exigir la puesta en libertad del que fuera alcalde de la localidad. Los agrupados en esta iniciativa llegaron a declarar que la situación que padecía el condenado por ser presidente del Consejo de Orain, editora del diario «Egin», no se relacionaba «con una aplicación justa de los derechos humanos», por lo que anunciaban su voluntad de «iniciar las gestiones más convenientes» para que Elkoro fuera liberado.

Otro de los hitos en la campaña de ``Mugituko da'' fue la marcha que el 25 de setiembre enlazó Bergara y Hondarribia, las localidades en que el histórico abertzale vivía antes de que fuera condenado a ocho años de prisión. A pie, en bicicleta, a nado, en piragua, en trainera, haciendo volar una ikurriña o lanzando un mensaje a la mar se cubrieron los 150 kilómetros de distancia entre ambas localidades guipuzcoanas.

En junio, otra marcha solidaria de 300 personas se acercó hasta la cárcel palentina de Dueñas, donde entonces se encontraba el preso bergararra. Pero no fueron las únicas movilizaciones. Por ejemplo, en la multitudinaria manifestación del 2 de octubre el logotipo de ``Mugituko da» -un elefante- se dejó ver por las calles de Bilbo.

«Ejemplo de compromiso»

La razón por la que la petición de puesta en libertad de José Luis Elkoro ha concitado tal grado de adhesión hay que buscarla en su trayectoria vital. Ayer, la izquierda abertzale manifestó que «es un ejemplo de compromiso militante», haciendo referencia a que, siendo primer edil de Bergara en 1976, consiguió aglutinar al Movimiento de Alcaldes, con un primer escrito sobre el centenario de la abolición de los Fueros rubricado por 68 corporativos vascos.

Además, participó activamente en las gestiones para la legalización de la ikurriña y también en las conversaciones de Txiberta. No quedó ahí su aportación, ya que José Luis Elkoro negoció la amnistía con el presidente español Adolfo Suárez y tuvo también fuerzas para impulsar la fundación del diario «Egin», de cuya editora fue presidente y razón por la que la Audiencia Nacional, dentro del macrosumario 18/98, le condenó a 24 años de prisión, que luego fueron rebajados a 8 por el Supremo. A raíz de la primera condena, fue detenido el 5 de diciembre de 2007 en Bergara y encarcelado, aunque quedó en libertad tres días después.

Entonces, horas antes de ser arrestado por la Guardia Civil, en declaraciones a Info7, envió un mensaje nítido a la sociedad vasca: «Que se active, y que emprenda una lucha política contundente y firme con Madrid para superar esta situación». La izquierda abertzale ayer insistió en que «seguirá trabajando por un escenario en el que la existencia de presos y presas políticas sea una cuestión del pasado». El 30 de abril de 2009 fue apresado de nuevo y hasta ayer estuvo en prisión.

Elkoro fue miembro fundador de Herri Batasuna, a la que representó tanto en el Ayuntamiento de Bergara como en las Juntas Generales de Gipuzkoa y los parlamentos español y de Gasteiz. Y era también uno de los dirigentes independentistas tiroteados en 1989 en el Hotel Alcalá de Madrid, donde resultó muerto Josu Muguruza.