Primera derrota albiazul
El Mirandés le tiene tomada la medida a Mendizorrotza
El infortunio se cebó con el equipo gasteiztarra, al que se le lesionaron cuatro jugadores y terminó jugando con diez y con Jon Moya visiblemente tocado.
GARA |
El Mirandés parece haberle tomado la medida a Mendizorrotza, donde en todas sus últimas visitas ha vencido a un Alavés al que ayer se le acumularon las desgracias. Y es que, aunque el equipo de Carlos Pouso, que ya ha vencido en Eibar, Gasteiz y Oviedo, fuese superior, no se puede pasar por alto que al equipo local se le lesionaron cuatro jugadores durante el partido, Jito, Salcedo, Moya y Óscar Martínez. La lesión de este último dejó al equipo con un hombre menos, al haber realizado ya el técnico los tres cambios y Jon Moya aguantó en el césped visiblemente tocado.
Al margen de la primera derrota de la temporada, el vibrante partido de ayer se puede cobrar otra cara factura, ya que son hasta seis, Malón, Alaña, Jito, Óscar Martínez, Geni e Ibon Gutiérrez, los jugadores descartados para Gijón y otros dos, Moya y Salcedo, son serias dudas. De esta manera, Javi Casares es el único delantero que Tomé tiene en condiciones para enfrentarse al filial rojiblanco.
Los albiazules empezaron fuertes y a los nueve minutos dispusieron de una gran oportunidad en un disparo de Jito que no sólo tuvo la mala suerte de toparse con la madera, sino que además cayó lesionado.
Viendo a su rival aturdido sicológicamente por la falta de efectivos en ataque, los rojillos intensificaron la presión y en un balón largo con el rival en medio de la reflexión, Lambarri dejó el esférico de espaldas para que Candelas se sacara de la chistera un enorme empalme que terminó en el fondo de las mallas defendida por Montero.
Carlos Pouso también tuvo que cambiar sus planes por las lesiones de Garmendia y Candelas, en unos minutos en los que los rojillos pudieron ampliar su renta en el marcador.
Las lesiones pasaron a cebarse con los locales, que se quedaron con un cuadro de circunstancias y afrontaron un mundo en la segunda mitad con los jugadores justos. Mendizorrotza presionó de lo lindo, viendo tocado al equipo, y llevó en volandas a los suyos y así en el minuto 71 llegó el empate de Esparza.
No perder lo ganado
Óscar Martínez tuvo que salir en camilla, aumentando las penurias albiazules, que no supieron guardar el punto que tanto les había costado. Los últimos minutos fueron de locura con ese aroma que dan los partidos importantes. El Mirandés se puso nervioso pero en una arrancada de casta, un fallo de la zaga local propició que Casas realizara un penalti innecesario. Tan innecesario como el regalo que cerró el partido con el 1-3.