Sarpong marcó su primer gol como realista y sólo entonces atacaron con criterio y velocidad los de Lasarte
Una reacción demasiado tardía
El conjunto blanquiazul no pudo solucionar en los últimos diez minutos un partido en el que el Levante fue superior en los primeros ochenta. Volvió a encajar un gol de corner y otro en una pérdida con el equipo mal colocado, y ya lleva nueve recibidos en cuatro salidas.
Joseba ITURRIA I
La Real sigue sin carburar a domicilio y ayer encajó su tercera derrota consecutiva fuera, con un punto y nueve goles encajados en cuatro salidas que convierten en una misión casi imposible sumar algo que permita jugar en Anoeta sin tanta presión. Porque la Real no va a ganar todos los partidos en casa y necesita sumar fuera para no meterse en la zona peligrosa.
El problema principal de la Real es que lejos de Anoeta no es competitiva, fundamentalmente, porque todos los rivales le han metido como mínimo dos goles. El Levante no había marcado dos tantos en ninguno de los seis partidos disputados, el Mallorca y el Almería sólo en otro y Osasuna ha logrado ante los blanquiazules tres de los cuatro goles que ha marcado en siete jornadas. No es normal.
El problema no es sólo que la Real sea uno de los equipos que sólo ha sumado un punto fuera, sino que ese pobre balance se ha registrado ante rivales directos a los que no les sobra la calidad y que encarrilan el average tras encontrar el camino del gol con demasiada facilidad.
Por eso, en vez de mirar a la delantera, hay que analizar el trabajo defensivo de todo el equipo, especialmente en la faceta que define partidos plomizos como el de ayer, las jugadas de estrategia. Uno escucha a Martín Lasarte decir una y otra vez que su equipo es fuerte en defensa y en ataque a balón parado y no salen las cuentas.
La Real sólo tiene tres jugadores que pueden marcar bien ese tipo de acciones, Carlos Martínez y los dos centrales. Y Mikel González para ser central tampoco es un gran defensor en estas jugadas. Ver a Rivas y Aranburu marcar en los corners no es alentador. El manchego por tercer partido consecutivo fue superado con claridad por su marca en un corner y en dos la jugada acabó en gol. Y gracias a que no marcó Duscher el tercero a placer. Y la culpa no es suya.
Porque el Levante, pese a ser superior en el juego ante una Real que sólo jugó bien tras el 2-1 en ataque al agradecer la salida de Zurutuza y el mayor ritmo con el que se acabó, daba la sensación de que sólo podía adelantarse a balón parado y Del Horno tuvo tres oportunidades para marcar su gol. Demasiadas.
Un Levante superior
Ese tanto hizo justicia a la superioridad de un Levante que no se limitó a recurrir al juego directo en búsqueda de Caicedo. También jugó mejor el balón a ras de suelo cuando encontró al veterano Sergio, que además protagonizó la oportunidad más clara en un buen disparo desde fuera del área que se estrelló en el poste de Bravo.
Antes Asier del Horno envió el balón al otro poste en la segunda de las dos ocasiones que tuvo para adelantar al Levante a balón parado, faceta en la que los azulgranas dispusieron de demasiadas opciones. Hasta diez corners lanzaron los de Luis García antes de acertar con el que abrió el camino del triunfo.
La Real no jugó bien, fue inferior al Levante, pero por lo menos mejoró su actitud de las últimas actuaciones y con estar mejor colocada y tener más decisión en las disputas le bastaba para mantener el 0-0. Era lo máximo a lo que podía aspirar porque en ataque todo el peligro hasta el 2-1 se redujo a una buena combinación que De la Bella remató fuera.
El partido pudo cambiar en dos acciones en las que Teixeira Vitienes tuvo la opción de expulsar en un minuto a Llorente y Del Horno, pero no quiso ser severo en una patadita sin balón del hondarribiarra que Ballesteros exageró y en una falta del vizcaino, que casi había empezado el partido con una tarjeta.
Parecía que la Real salía mejor parada de la decisión de Teixeira de dejar a los dos equipos con once, pero fue Del Horno el que abrió el camino del triunfo que luego agrandó Caicedo tras aprovechar una pérdida de Xabi Prieto por el error del realista de conducir demasiado el balón.
Porque la Real defiende mal fuera, pero en ataque conduce demasiado el balón y ataca con lentitud cuando con la plantilla tan joven que tiene y con las subidas de dos laterales que con su vocación ofensiva desfondan a sus pares debería jugar a un ritmo muy alto para imponer el mayor poder físico del equipo.
Diez minutos para la esperanza
Bastaron diez minutos para comprobarlo. Tras marcar el 2-1 Sarpong, la Real se adueñó del partido, metió una velocidad más a su juego y tuvo hasta cuatro opciones en diez minutos para empatar gracias a la aportación de los cambios. El Levante, plagado de jugadores que han superado la barrera de la treintena, no podía en los compases finales y recurrió a todas las artes para intentar parar el juego y perder tiempo. Y eso que la Real sólo pisó el acelerador diez minutos. Si lo hace 90...
Fueron unos compases que demostraron que cuando la Real combina con un mínimo de velocidad y ritmo tiene físico, calidad y capacidad suficiente para plantear problemas a la mayoría de los equipos de Primera. Y debe hacerlo en casa y fuera.
Pero lo fundamental para romper una trayectoria de un solo triunfo en las últimas quince salidas no es tanto el ataque como ser más sólido en defensa. La Real es el equipo más goleado a domicilio y, juegue con uno o con tres delanteros, no es un equipo, como casi ninguno, que pueda aspirar a ganar partidos con marcadores amplios.
Martín Lasarte destacaba tras el encuentro que «el final me deja la sensación de morir peleando. Hay diferentes formas de perder. El equipo puso todo lo que pudo para un empate que no llegó. Fue un partido complicado, ellos también llegaron poco. Ya perdimos el año pasado en circunstancias distintas. Venimos a jugar de diferente manera para paliar esa dificultad. Nos alternamos en el dominio del partido, ellos tuvieron 20-25 minutos en los que fueron superiores en la primera parte, en la segunda el que metió el gol pudo conducir el partido a su sitio y, aunque al recortar dio la sensación de que pudimos empatar, no sumamos nada».
Le plantearon si esperaba un Levante tan ofensivo y respondió que «no lo vi así, juega con sus armas a balón parado, es un equipo contragolpeador y no lo considero un equipo ofensivo». Incidía sobre todo en que el primero «es un gol a balón parado. No es el primero y debemos mejorar».
Sobre la alineación por vez primera de inicio de dos delanteros comentó que «se habló mucho de esto externamente y en algún momento se va a dar. Entendimos que no era un partido para transportar y daba la oportunidad de jugar con dos delanteros, aunque no tuvieron ninguna ocasión de gol. Luego nos pusimos a jugar como no queríamos jugar de inicio con el 2-0 a ver si se modifica y el equipo cambia. A veces lo haces de inicio y sale mal».
Joseba Llorente manifestaba tras su vuelta a la titularidad «que hemos sacado sólo un punto fuera y hay que intentar hacer algo más. Lo intentamos, no lo logramos y ahora lo de casa se convierte en obligatorio. Al final estábamos con ilusión de rescatar un punto, pero nos vamos con cero puntos, con una derrota dura». GARA