CRíTICA música clásica
Anticuado y maravilloso
Mikel CHAMIZO I
AEl concierto del miércoles en el Kursaal no podía ser más clásico y convencional, con una orquesta de cámara tocando sinfonías de Mozart, Schubert y Schumann. Muy anticuado, en cierto modo, y sin embargo me sorprendí disfrutando de cada minuto de estas músicas y de sus interpretaciones. Por mucho que uno se sienta comprometido y arrebatado por la creación musical contemporánea, cuando escucha este repertorio tocado con esta calidad el sistema de valores se tambalea ligeramente y llega a preguntarse si hoy en día realmente se hace algo que le llegue a la suela de los zapatos a Mozart. No son más que momentos de debilidad, inducidos por las fantásticas interpretaciones de la que es, sin duda, una de las mejores orquestas europeas, sin hacer distinciones entre sinfónicas, de cámara o historicistas. La Orquesta de Cámara de Europa tiene un sonido soberbio, un equilibrio perfecto entre cuerdas y vientos y una seguridad técnica y afinación incomparables. Aunque es una orquesta de instrumentos modernos incluye entre sus filas elementos historicistas, como los timbales o las trompetas naturales, que le aportan una identificación con las tendencias sonoras predominantes en las últimas décadas. La OCE es un instrumento sensacional para cualquier director, y el joven Nézet-Séguin, que sabe muy bien por donde va la onda, logró construir unas versiones de muchísima autoridad haciendo las concesiones justas y necesarias a las modas recientes de tocar el repertorio antiguo de una manera muy rítmica y algo dramática. El resultado fue un Schubert prodigioso, divertido e intelectual a un tiempo, un Mozart notable aunque no tan reseñable, y un Schumann perfectamente dibujado en su personal e inconfundible épica sinfónica.