Raimundo Fitero
Hasta el culo
Lo dijo Mercedes Milá: «Ahora que yo me he cortado el pelo, resulta que todas las chicas llevan el pelo largo hasta el culo. Ya veremos cómo se lo secan para las galas». Ha comenzado otra edición de GH. Hay cosas bastante más importantes, pero televisivamente estas reapariciones acostumbran a marcar el ritmo general. De nuevo nos hace recuperar retóricas antiguas, reutilizar tópicos, pero a la vez, enfrentarnos con una realidad incuestionable: se trata de un fenómeno televisivo capaz de concitar audiencias y de proponer unas tendencias de costumbres, de estéticas, aunque podamos entender que se trata de una manipulación o de una estricta secuenciación de la estulticia general.
Es cierto, el pelo de todas las mujeres que entraron en la doble ratonera era lacio, con alguna excepción, largo, y formaba parte de una ideación de la mujer actual. Los varones aportan mayor variedad física, pero cunden los cachas, los cuerpos cincelados en el gimnasio y los anabolizantes, cuerpos gloriosos, sin apenas un michelín, que, en teoría, deben formar un conjunto adecuado con las mujeres, con lo que nos plantea un estado de la cuestión que si esta selección quiere ser una representación de la media, su mirada, no es que se pueda considerar optimista, sino exagerada. No obstante, se trata de una cata en horizontal, que busca agradar a una cota de audiencia muy específica, amplia, pero selectiva. Se trata, para emplear su argot, de llegar a un target muy concreto.
Esto se complementa con la decoración de los dos espacios presentados como habitáculos o residencias. Uno más futurista, más sofisticado, en blancos, y otro más popular, más de grandes almacenes. En esa falsa dialéctica espacial y cromática se van a mover las pulsiones, las referencias, la dicotomía que plantean para que exista un choque. Al igual que colocar a los varones con una única mujer, y a las mujeres con un único hombre. Juegos, ensayos, experiencias que irán variando según necesidades. Y la Milá espléndida, vestida por una estudiante de diseño con algo bastante improbable de ser llevado fuera del plató. Un producto televisivo renovado en sus expresiones externas para mantener audiencias millonarias. Hasta el culo.