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La sal de Gesaltza sale al mercado para los paladares que huyen de los aditivos

La Fundación Valle Salado de Añana ha sacado al mercado su primera cosecha desde la restauración de las salinas, con un total de 32.500 kilos de sal de calidad, elaborada y recolectada a la forma artesanal.
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GARA | GASTEIZ

La sal de la localidad de Gesaltza ya está a la venta. El proyecto de la Fundación Valle Salado de Añana para recuperar las milenarias eras ya ha obtenido su primera cosecha, apadrinada por la Diputación alavesa.

La diputada de Cultura, Lorena Lopez de Lacalle, y el director gerente de la Fundación, Mikel Landa, presentaron ayer este producto de alta gama, que aunque se comercializa de forma novedosa, no es nuevo porque tiene más de 1.200 años. Tras el parón de la segunda mitad del siglo XX, cuando se abandonó la actividad tradicional, la sal de Gesaltza ha resurgido con el impulso institucional, con el fin de contribuir a promocionar la zona y volver a convertirse en un producto de referencia.

Tres son las estrellas de este yacimiento: la sal mineral, que se produce en el fondo de las eras, la «flor de sal» o escamas que quedan en la superficie y los chuzos, estalactitas que necesitan de todo el verano para formarse. La recolección de sal mineral ha sido la esperada -30.000 kilos-, mientras que de la «flor de sal» salen al mercado 2.500 kilos.

Los chuzos, exclusivos de Gesaltza, tendrán que esperar a la próxima cosecha. Este año, según Landa, se ha conseguido poco más de una docena de la mercancía más apreciada de las eras alavesas, que ya está comprometida para cocineros.

El precio de esta sal sin aditivos y sin refinado va desde los 3,40 euros el estuche de 250 gramos de sal mineral, a los 6,30 euros el envase del mismo peso de la «flor de sal».

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