Maite SOROA | msoroa@gara .net
Alarma hispana por las palabras de Otegi
Después de un año encarcelado, Arnaldo Otegi ha hablado en «El País» y tengo la impresión de que algunas (y algunos) no terminan de entender lo que dice. ¡Y mira que se expresa bien el de Elgoibar!
Ayer Edurne Uriarte en «Abc» exhibía su estado mental de confusión ante los movimientos que se están dando en Euskal Herria a la vista de todo el mundo.
Según Uriarte «hay dos noticias en la entrevista con Otegi que publica `El Pais': una muy buena y otra muy mala». Qué intriga, ¿verdad?
Y nos cuenta Uriarte que «la muy buena noticia es que las palabras de Otegi certifican el fin de ETA». Lo que Otegi pedía era, literalmente, «una tregua unilateral, permanente y verificable por la comunidad internacional». Luego viene el reverso de la moneda. Y es que a Edurne Uriarte le parece que «La muy mala noticia es que ETA pretende integrarse en la vida política a cambio de una negociación política y sin pagar por sus crimenes». Ahora viene lo doloroso para la fachenda: «Déjeme hacerle una predicción», espeta Otegi al periodista sobre su futuro, «me sentaré en la bancada del grupo mayoritario en la Cámara, el de los independistas de izquierda. Eso sucederá probablemente más tarde de lo que nosotros desearíamos, pero mucho antes de lo que desearían nuestros adversarios». Como Uriarte intuye, además, que Otegi va a acertar en su predicción, lanza voces de alarma.
Pero por encima de todo lo anterior, hay un asunto que le quita el sueño. Lo llama «interrogantes políticos referidos al Gobierno» y no disimula su angustia: «¿Tiene algo que ver Rubalcaba con esta entrevista desde la cárcel con Otegi? ¿Hay también unas conversaciones previas con el Gobierno como en la anterior negociación? ¿Piensa alentar nuevamente Zapatero las dos mesas de negociación con ETA? ¿Es Otegi y la negociación de ETA el último cartucho político de Zapatero? ¿O debemos suponer que Otegi presenta esta declaración de principios en El País sin ningún tipo de acuerdo previo con el Gobierno?».
No tengo, evidentemente, respuestas para Uriarte pero puede estar segura que la inmensa mayoría de las vascas y vascos aplaudiríamos si así fuera.